Decidir qué tipo de sistema de calefacción es el más apropiado para nuestra instalación es una de las cuestiones importantes que se deben analizar desde todos los puntos de vista. Una mala elección tiene importantes implicaciones económicas que nos afectaran durante años y el coste económico será desde soportable pero pesado hasta totalmente indecente y inviable por tanto.
¿Qué objetivo buscamos al instalar un sistema de calefacción?
Básicamente que nos mantenga la temperatura en el interior de la nave entre el umbral deseable y necesario y un coste óptimo o lo menor posible. Pero no nos equivoquemos, esta instalación tiene que mantener la temperatura dentro de un intervalo de variación mínimo alrededor de la temperatura deseada.
En muchos casos los sistemas de calefacción no tienen una sensibilidad suficiente como para regular adecuadamente esta temperatura, ya sea por el propio sistema o por la falta de sondas que regulen adecuadamente esta temperatura.
La fuente de calor, es decir, el calefactor para entendernos, debe ser fácilmente regulable. No es una premisa ineludible, pero la regulación debe ser efectiva. Tenemos el caso de las estufas de leña o carbón, que la regulación depende de la abertura que tenga la estufa o del extractor colocado al final de la tubería de salida de humos. Este sistema tiene un gran déficit de funcionamiento por su mismo funcionamiento, pues tarda en aportar el calor y tarda en frenar el aporte de calor.
Sin embargo, un buen manejo salva estas deficiencias sin ningún problema y por ese motivo fácilmente se observan estos sistemas en granjas de cierta edad, donde los cuidadores tienen muy por la mano este sistema y lo manipulan a la perfección obteniendo muy buenos resultados a costes de calefacción realmente competitivos.
Pero, esto implica un esfuerzo en manejo muy importante, pues además de controlar manualmente la estufa es necesario aportar el combustible, normalmente cada día y a menudo dos veces por día, pues no es fácil de automatizar.
Variantes de este sistema con gran éxito encontramos las calderas de biomasa, ya sea trabajando con pellets o cáscaras de almendra o cualquier producto de similar característica. En estos casos las calderas funcionan con altos niveles tecnológicos que permiten un control muy efectivo y una eficiencia energética alta conjugando con costes muy atractivos.
A nivel general tenemos que decidir qué tipo de energía queremos utilizar en nuestra instalación. La electricidad es la fuente de energía más “limpia” con la que podemos trabajar, sin embargo la impresión que da es que nos encontramos con la energía más cara que tendremos en un futuro no muy lejano. Una solución es autoproducirla en nuestra instalación, pero esto requiere unos costes elevados de inversión inicialmente y sin una situación clara en la evolución de la rentabilidad a un futuro. Sin embargo, estos sistemas de cogeneración, eólica, solar o la que sea, tiene problemas de eficacia y eficiencia a lo largo de los días del año.
Los combustibles fósiles, ya sea gasoil o gas, tienen la gran ventaja de la muy fácil regulación, como en los sistemas eléctricos, pero los costes energéticos tienen la clara tendencia en nuestro país de aumentar sin parar, ya que no somos ni en sueños un país productor ni tan sólo en autoabastecimiento. Por ese motivo estamos totalmente indefensos ante las oscilaciones en el mercado.
El uso de biomasa se está generalizando mediante las calderas de biomasa que permiten utilizar una gran variedad de subproductos permitiendo la adaptación al uso local de biomasa de la zona donde está situada la instalación avícola. Las calderas de biomasa de última generación son muy sencillas de utilizar y su regulación es muy buena, sin embargo los costes iniciales son elevados y es necesario el uso de silos de almacenaje de los productos a utilizar, si pueden ser dotados de sistemas de autoalimentación que nos libere de la carga diaria.
Su uso depende en gran medida de la existencia de local de biomasa disponible a un precio rentable, ya que la distancia encarece el precio de este tipo de combustibles. También es necesario conocer de antemano si el suministro será suficiente para todo el año, ya que no podemos quedarnos a media temporada sin suministro, pues entonces quedamos totalmente vendidos. Para evitar esto hay que instalar silos de almacenaje en los que podamos guardar al menos el consumo de una año.
Mas información:
http://agrinews.es/2013/10/02/sistemas-de-calefacion-en-granjas-cunicolas/
http://agrinews.es/2013/10/02/la-importancia-del-aislamiento-termico-en-invierno-en-cunicultura/