Las consecuencias de un golpe de calor en la producción cunícola son bastante graves y deja secuelas durante varios ciclos en forma de gazapos con menor viabilidad al destete
El conejo y el calor es una relación que desde siempre se sabe que son incompatibles. Cuando la temperatura ambiental supera los 26ºC en los conejos se empiezan a poner en marcha todos los mecanismos posibles para controlar la temperatura corporal y evitar el estrés por el calor.
Los animales tienen una serie de mecanismos para controlar esta temperatura corporal pero todo tiene un efecto secundario que repercute de forma importante en los rendimientos productivos de los animales.
Sin embargo, cuando sobreviene un golpe de calor, estos mecanismos ya están generalmente trabajando al máximo y sobreviene un colapso que repercute muy negativamente en los animales y perturba su viabilidad vital en muchos casos. En estas situaciones los animales requieren aportes de refuerzos suplementarios para poder capear adecuadamente estos momentos.
Los mecanismos de control de la temperatura corporal en el conejo son:
Evaporación. Mediante la respiración se elimina temperatura corporal y el conejo responde aumentando la frecuencia respiratoria.
Convección. Los vasos sanguíneos de las orejas se dilatan y estas (las orejas) se separan ampliamente de forma que la superficie de contacto de la oreja con el ambiente circundante aumenta y permite la convección en el pabellón auricular, intercambiando la temperatura con el ambiente. Este sistema entra en colapso cuando el golpe de calor es muy intenso de una forma rápida si no hay velocidad de corriente de aire.
Radiación. Los animales se estiran y intentan poner en contacto la mayor parte posible del abdomen con el suelo, que es la zona con menor densidad de pelo.
Estos mecanismos que utiliza el conejo para combatir el calor extra corporal en los periodos de calor no son evidentemente gratuitos. En los animales se aprecia que se vuelven más susceptibles a los problemas metabólicos durante estos periodos siendo más sensibles a sufrir enfermedades de origen infeccioso sobretodo en los momentos más críticos. No es tampoco raro encontrar acidosis metabólicas que pueden desencadenar la muerte de los animales en los días especialmente calurosos.
Más frecuentemente se observan consecuencias reproductivas y afectaciones en el crecimiento diario de los gazapos. Ello es debido a:
- Disminución de la ingesta de pienso. Es evidente que si la coneja pierde el apetito disminuirá su capacidad lechera y el estado general del animal -peso, resistencia a enfermedades, etc- y el crecimiento diario (GMD) de los gazapos. Otro efecto indirecto que aparece un poco más posteriormente es la calidad del gazapo destetado, que habitualmente nos encontraremos en los destetes de mediados agosto hasta finales de setiembre.
- Alteraciones directas en la reproducción. Sobretodo afecta a los machos, con una disminución notable del ardor sexual y la calidad del semen. Las reproductoras también manifiestan de forma clara una baja aceptación a la monta durante estos periodos.
- Alteraciones en el momento del parto. Los partos conllevan más problemas metabólicos -es frecuente la presencia de toxemia de gestación- y un número menor de nacidos vivos por parto, así como un aumento de abandonos de las camadas.
Medidas preventivas.
Es evidente que la solución ideal pasa por no permitir que la temperatura ambiental aumente por encima de lo 25ºC, pero no siempre es posible.
- Aumentar la ventilación. Es de gran importancia poder aumentar la ventilación y con ello crear una corriente de aire que permita aumentar la eficacia de los sistemas de control de la temperatura corporal de los animales.
- Sistemas de refrigeración, como coolings, microaspersores -cuidado con la tiña-, etc.
- Administración de estimuladores del apetito, refrescantes y vasodilatadores periféricos.
- Administración de hepatoprotectores, rehidratantes, antiestresantes o aminoácidos esenciales.
Golpe de calor frente a periodos de calor largos.
En ambos casos los problemas acaban siendo los mismos, la diferencia es que en los golpes de calor son periodos breves de gran estrés para los animales que apreciamos muy claramente y necesitan las medidas correctivas en ese momento puntual, mientras que en los periodos de calor largos nos encontramos que los animales van decayendo lenta pero continuadamente y a menudo no apreciamos el problema hasta que es grave.
La prevención es la misma, pero hay que tener en cuenta que en el segundo caso debemos ir administrando los estimuladores del apetito y hepatoprotectores a menudo.