Son muchas las opciones propuestas como posibles alternativas al recorte de pico de las aves, pero de todas ellas solo unas cuantas tienen visos de ser aprovechables y realmente válidas para evitar las problemáticas por agresividad entre animales en las instalaciones avícolas.

Una de las que más se ha estado postulando es la modificación o mejora genética de las aves de corral domesticadas para reducir las tendencias caníbales. A simple vista cuenta con muchos soportes, sobretodo del sector avícola de a pie, es decir, de los granjeros. Sin embargo la sola mención de la palabra modificación o mejora genética ha puesto los pelos de punta a sectores recalcitrantes en estos temas, y la mejora genética en este aspecto es más lenta de lo que se quisiera y con unos resultados poco claros debido a lo dificil de valorar, ya que dos lotes distintos, pero relacionados, pueden tener comportamientos completamente diferentes.

A nivel general se aprecia que hay grandes diferencias entre líneas genéticas en la tendencia de picaje entre las gallinas y parece estar relacionado con líneas de menor mortalidad. La tecnología molecular tiene el potencial para mejorar a través de la manipulación de los genes implicados en el control del comportamiento jerárquico.

Otra de las teorías en voga es disminuir la intensidad de la luz para que las aves no uedan verse correctamente entre si. Al no verse entre ellas, disminuyen los encuentros antagónicos y el comportamiento agresivo. Al tener las aves visión en colores, los diferentes colores y nivel de luz afectan al comportamiento de ellas. La teoría es que la luz roja no permite diferenciar la sangre y por tanto evita el canibalismo, sin embargo se está recomendando luz blanca ténue actualmente para frenar esta agresividad.

El uso de dispositivos de enriquecimiento en las instalaciones como puedan ser simples objetos colgando están dando frutos muy positivos, sobretodo si se implementan al principio de la manada a temprana edad. Una amplia gama de objetos han sido testados, siendo el «agrotoy»  (un marco de plástico azul con partes móviles de color rojo y azul) el que mejor resultado ha obtenido para reducir la agresividad y la mortalidad. Otros objetos curiosos que también han dado buenos resultados son instalar campanas plateadas y nudos de cuerdas de propileno blanco.

Aunque con un mayor coste y complicación en el manejo, la división en grupos más pequeños también disminuye los enfrentamientos agresivos.