El agua en el punto de mira
El agua era, hasta hace relativamente poco, un nutriente al que apenas se le prestaba importancia. Sin embargo, la calidad de las aguas y la presión sanitaria la han convertido en un factor de riesgo importante en los procesos sanitarios, pasando de ser un nutriente casi olvidado a estar presente en la agenda de todos los medios profesionales. Y no es para menos, ya que configura entre el 50% y 70% del peso de un animal.
El agua es un componente esencial para la vida de cualquier animal. Sus funciones son las siguientes:
- Es el solvente universal.
- Facilita la digestión.
- Regula la temperatura corporal
- Lubricación de coyunturas.
- Forma parte de los fluidos corporales.
- Conducción de sonido a nivel del oído medio.
- Eliminación de productos de desecho (orina)
Son varios los motivos que han situado el agua en el centro de atención de los profesionales:
- La pérdida de calidad de las aguas que se suministran a las granjas están repercutiendo en problemáticas sanitarias directas en los animales.
- El aumento de problemas en las conducciones de agua por la formación de Biofilms. Estos contaminan y obturan las tuberías y bebederos de la instalación.
- El auge de la bioseguridad como concepto de trabajo también ha tenido una participación fundamental al proceder a analizar e identificar las vías de entrada de las bacterias patógenas a la explotación.
- También la disminución de beneficios ha obligado a evolucionar toda la gestión productiva de los animales y buscar la mejora de los rendimientos productivos y solucionar los factores limitantes.
El agua, que antes entendíamos que era segura y no daba problemas, es hoy una de las mayores causas de los problemas sanitarios y de manejo de las explotaciones. Por eso, se ha hecho imprescindible analizarla. Estudios oficiales sobre el agua para el consumo humano también revelan una tendencia que apunta hacia la disminución de la calidad de la misma, asentando la idea de que no toda agua es potable.
Provenga de donde provenga hay que analizarla y realizar un seguimiento, descartando que el agua procedente de la red de consumo humano es, per se, garantía de calidad. Del mismo modo, que sea potable en la entrada de nuestra instalación no quiere decir que lo sea en el punto de bebida.
Es necesario que el agua de bebida de los animales sea potable con la calidad y cantidad suficientes como para que el rendimiento de la explotación sea óptimo.
Las contaminaciones químicas del agua de bebida son un grave problema de salud animal y también de salud humana, ya que estos componentes se acumulan en los tejidos y órganos de los animales afectados pasando a los humanos a través de la cadena alimentaria. Estas contaminaciones del agua se presentan en forma de toxicidades variables dependiendo de cada parámetro, pero entre ellos, los que más importancia tienen son los procesos entéricos.
A continuación exponemos un cuadro general con las toxicidades más frecuentes del agua y sus síntomas: