La muerte lenta del conejo catalán

Publicado el 02/16 | por Marisa Montes Moreno | CONEJOS, Economía, Granjas, Procesado y comercialización

En el boletín que periódicamente envía la Federació de Cunicultors de Catalunya llama la atención un artículo que lleva por título La mort lenta del conill català (La muerte lenta del conejo catalán). En este artículo, el autor presenta la difícil situación que atraviesa el sector cunícula, especialmente en esta comunidad, en la que la cunicultura tiene un peso significativo. Lo reproducimos a continuación:

Desde 2007 el número de granjas se ha reducido en un 70% por los precios bajos y la poca demanda

Los productores de conejo ya no pueden más. Están asfixiados tras un 2015 en el que vendieron la carne por debajo de los costes de producción y, de momento, no hay síntomas de mejora. Desde principios de año la caída se ha acentuado aún más y el sector, que ya estaba bastante tocado, está a un paso de acabar hundido si no se encuentran soluciones para salir de esta crisis. El precio del conejo cerró en 2015 a 1,60 € / kg y en sólo tres semanas de 2016 se desplomó hasta 1,30 € / kg, cuando, según los productores, el precio medio de producción es de 1,80 euros/ kg. Sin embargo, los cunicultores también creen que la situación actual es fruto de un cúmulo de decisiones de los últimos años que ha llevado a muchas granjas a cerrar. Según el Idescat, el número de explotaciones en Cataluña ha caído un 70% desde 2007.

Los productores acusan a las grandes cadenas de distribución de vender por debajo del precio de coste y también se quejan de la falta de contratos con los mataderos, lo que desemboca a menudo en incumplimientos a la hora de pagar el precio acordado.

«El sector ha entrado en un círculo vicioso en el que las grandes distribuidoras tienen cada vez más capacidad de comprar y vender más barato», explica Paco Sanz, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Cunicultores de Cataluña. Sanz asegura que «antes se fijaba el precio en función de la oferta y la demanda pero ahora los grandes distribuidores lo hacen en función de lo que pone el competidor más directo, independientemente de si en el mercado hace falta carne o sobra».

Un sobreprecio exagerado

Según los últimos datos elaborados por el sindicato Jóvenes Agricultores y Ganaderos de Cataluña (JARC-COAG), durante el último año el precio en destino del conejo ha sido, de promedio, 3,5 veces superior al precio en origen que cobra el productor. El sector, además de denunciar los abusos de la gran distribución, también sufre la falta de una lonja fuerte en Cataluña que fije los precios de venta. Si bien las de Lleida y Bellpuig se unieron el año pasado, hay pocos productores y mataderos que formen parte de ella. Al final, la que se toma como referencia es la de Madrid, que estipula precios más bajos que la de Lleida. Los productores y los sindicatos, sin embargo, denuncian que la lonja de Madrid está monopolizada por pocos productores que condicionan el mercado catalán.

Para intentar acabar con la crisis de precios, JARC-COAG ha pedido al Ministerio de Agricultura que adapte las normativas higiénicas y sanitarias de las granjas para que los productores puedan instalar mataderos y así vender directamente la carne de conejo tal como se hace en países como Francia, Italia y Bélgica. «Esto nos permitiría vender directamente y desembolsar una parte de la carne de conejo que tenemos en las granjas», explica Rosa Centellas, responsable del sector cunícola del sindicato JARC-COAG.

Para los agricultores que no tengan suficientes recursos para sacrificar los animales en la explotación, la organización también propone que se recuperen los mataderos locales que estaban activos hace unos años y que destinaban la producción al entorno más próximo. Centellas cree que otra solución sería marcar un precio mínimo de venta para garantizar la subsistencia de los ganaderos. «Si el sector primario cesa en Cataluña tendremos que importar todo y los precios vendrán marcados desde fuera», añade.

Una carne ‘de segunda’

La crisis de precios del sector, según los productores, viene aún de más lejos debido a los cambios estructurales de los últimos años. Miquel Montanera, propietario de la explotación Cunimont, explica que la llegada de la inseminación artificial a principios de siglo permitió producir a gran escala, pero de rebote comportó que el mercado no pudiera absorber toda la carne que producía. También cree que la gran demanda de piel de conejo para hacer prendas de hace unos dos años perjudicó el sector porque el precio que se pagaba «tapaba todos los problemas de la venta de carne».

Además, Montanera cree que la carne de conejo tiene menos demanda respecto a la de pollo o de ternera. Según él, los productores siempre han tenido que «empujar» para vender su carne. «La carne de conejo gusta pero se ve en pocos restaurantes y no sabemos qué proponer para que la ofrezcan», añade. «Quizá no hemos sabido vender el producto que tenemos, porque es una carne muy alta en proteínas y baja en sal que los dietistas recomiendan a deportistas y personas mayores. Es un alimento básico de la dieta mediterránea «, explica Rosa Centellas.

El sindicato Unió de Pagesos ha pedido reunirse con todos los grupos del Parlamento para presentar propuestas que ayuden a paliar la situación del sector cunícola ante la grave crisis de precios.

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