Iluminación en granjas cunícolas
Habitualmente cuando se estudia la iluminación en producción animal, casi siempre encontramos todos los estudios serios asociados a avicultura, donde tiene una importancia capital, siendo generalmente inferior en las otras producciones animales como en el conejo, aunque no por ello tiene una gran importancia en el mantenimiento de los resultados productivos como está sobradamente demostrado.
Para podernos entender en lo que significa iluminación y instalaciones de luz, necesitamos que todos hablemos del mismo concepto físico y con el mismo nombre. Por ello se habla de lux, que es la unidad de medida de iluminación.
Técnicamente hemos de decir que equivale a un flujo luminoso de un lumen por metro cuadrado, pero lo difícil es calcular la iluminación real que tenemos y que potencia debemos instalar para conseguir la iluminación correcta.
No es fácil calcular debido a que dependiendo de las lámparas obtendremos diferentes valores. El ejemplo más clásico es el de una bombilla con o sin pantalla. Una bombilla de 40 w produce unos 400 lúmenes y si está provista de una pantalla que proyecta totalmente la luz sobre un espacio reducido de 1 metro cuadrado obtenemos 400 lux, pero si proyecta sobre un espacio de 10 metros cuadrados ya se reduce a 40 lux y si no tiene pantalla la iluminación se reparte en todas direcciones y podemos hablar de iluminaciones inferiores a 10 lux. Por tanto en los cálculos teóricos hay que prestar una enorme atención para no equivocarse en ellos.
- La situación ideal es que los focos radiantes (bombillas, fluorescentes, leds, etc.):
- Se encuentren repartidos por el interior de la nave
- Han de estar situados por encima de los animales, no en los pasillos
- Tengan pantalla que direccione toda la luz hacia los animales
- Se encuentren protegidos de la humedad
- Sean fáciles de limpiar
El diseño de la instalación no debe responder primariamente a las necesidades de trabajar cuando hay oscuridad ambiental, sino que este es un requisito secundario, pero necesario. Por este motivo se recomienda que la instalación se realice con dos líneas independientes, de tal forma que se puedan conectar las dos simultáneamente o sólo una si fuera necesario.
Las reproductoras necesitan alrededor de 20 a 40 lux reales y el engorde unas 10 a 15 lux. A pesar de que es muy habitual escuchar el comentario de que el engorde no necesita luz, esto es totalmente falso. El criterio de luz en el engorde varía muchísimo según los autores y no hay una opinión mayoritaria, aunque sí que se concede que necesitan menos intensidad lumínica y menos horas al día.
En general se recomiendan unas 6-7 horas de luz mínimas con los 10 lux de promedio, aunque insistimos que no hay un acuerdo general.
En maternidad sí hay un mayor consenso en torno a los 40 lux y 16 horas al día, aunque también encontramos grandes divergencias (20 a 40 lux en ambos casos defendidos por expertos en la materia) y, sobre todo, en el momento de aplicarlas.
Personalmente siempre prefiero alargar la iluminación por la noche, pero sigue sin haber un consenso mayoritario al respecto.
Del mismo modo el programa lumínico está sufriendo grandes variaciones por el manejo en bandas únicas de las explotaciones. El Flushing lumínico tiene un gran interés y su eficacia es muy elevada, pero requiere un mínimo de 4 días antes de la inseminación y 5 días después de la inseminación para su mayor eficacia. En esto hay que objetar que cada granja puede tener sus pequeñas diferencias debido a la luz que entra desde el exterior o simplemente por el color de las paredes o techo que repercute positivamente o no en la iluminación.
Simplemente el resto del ciclo no son necesarias las 16 horas de luz al día ni los 40 lux, pero tampoco hay que pensar en dejar las reproductoras en la oscuridad total. Se reduce la iluminación a 12 horas al día, que con la luz exterior es suficiente. Esto permite un sustancial ahorro energético que se complementa con la reducción de luz en el cebo.
Uno de los puntales de discusión importantes es, sobre todo, en granjas semi-aire libre o con muchas ventanas, donde la luz exterior tiene un rol importante durante la primavera y verano pero que en invierno y otoño es claramente insuficiente y, cada año sistemáticamente, hay que recordar de poner en marcha los relojes. Atención también en las granjas que apuestan decididamente por la luz exterior, pues cuando el cielo está encapotado o con lluvia o niebla o cualquier fenómeno atmosférico que limita la intensidad lumínica es necesario conectar la luz, aunque sea de día.
Los puntos de luz se recomiendan instalarlos a una distancia de entre 2 y 4 metros entre ellos para asegurar una buena distribución de la iluminación y a una altura de 1,5 metros respecto los animales. Si se sitúan a mayor altura es necesario potenciar la intensidad lumínica de los puntos de luz, aumentando por tanto el coste energético.
Como ejemplo orientativo deben situarse cada 2 metros de distancia a 1,5 metros de altura un fluorescente de 8W de potencia encima de cada tren de jaulas. Aquí suponemos que los fluorescentes no se ensucian ni que no se estropean, por tanto generalmente recomendamos que se pongan 2 fluorescentes en lugar de uno y se pueden disponer cada 2,5 a 3 metros de distancia. Para su mayor aprovechamiento antes se acostumbra a instalarlos de forma capiculada entre los trenes de jaulas, pero el coste es prácticamente el mismo y se prefiere aumentar la potencia del fluorescente colocando dos en cada punto de luz.
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