En los últimos 100 años la vacunación ha sido con mucho el sistema más eficiente y económico para controlar enfermedades infecciosas y con un buen uso y programa sanitario adecuado puede ser en ocasiones el método adecuado para conseguir erradicar enfermedades, siempre y cuando tengamos en nuestro haber vacunas altamente eficaces, lo que no siempre es sencillo de producir.
A pesar de ello la vacunación no siempre es un procedimiento inocuo y su uso debe acompañarse invariablemente de una evaluación cuidadosa de los riesgos y beneficios que se obtendrán con su aplicación. En esta evaluación tiene que valorarse debidamente las distintas cepas que existen en el mercado para utilizar la más adecuada para la explotación en un momento dado.
-Hay que tener claro que existen dos categorías de vacunas:
- Las vacunas esenciales que protegen a los animales de enfermedades importantes y que si no se aplican incurrimos en un riesgo sanitario para el animal.
- Las vacunas NO esenciales, que se dirigen contra enfermedades leves o raras en la zona y que su no utilización no conlleva un riesgo para la salud de los animales.
Las vacunas no esenciales son de uso opcional evidentemente en la instalación, siendo conveniente que el programa preventivo diseñado por el veterinario contemple y valora la importancia de su inclusión.
Comienzo de la inmunidad
Es el tiempo transcurrido desde la aplicación de la vacuna hasta la aparición de la enfermedad. No revierte en gran importancia en vacunaciones puramente preventivas mientras que tiene una altísima importancia en vacunaciones de emergencia o en situaciones de riesgo, ya sea por la presencia de focos próximos o antecedentes previos de la instalación.
Duración de la inmunidad
Cuanto tiempo dura la efectividad de la vacuna aplicada con efectos inmunizantes en el animal frente a las exposiciones del agente patógeno. Es un parámetro clave en enfermedades de elevada recurrencia ya que nos indica el tiempo máximo que debe transcurrir entre dos aplicaciones para no perder protección frente al proceso y garantizar por tanto un nivel adecuado de inmunidad en los animales.
Sistema de aplicación y edad de aplicación
Por supuesto es de vital importancia conocer aplicar la vacuna correctamente y en el momento adecuado, siguiendo en la medida de lo posible la pauta vacunal descrita en las etiquetas informativas del laboratorio fabricante de las vacunas. La aplicación inadecuada o utilizando sistemas de aplicación poco fiables o directamente siendo incorrectos generan una falta de respuesta inmunitaria en los animales.
Estudiar las diferentes cepas disponibles frente a una enfermedad
No es inhabitual encontrar en el mercado una oferta de vacunas perfectamente diferenciadas con cepas diferentes que tienen unas características propias cada una. Cuando encontramos una epidemia del agente patógeno los servicios veterinarios disponen habitualmente de gran cantidad de información acerca de la eficacia de una o otra cepa en las diferentes instalaciones y adecúan los programas sanitarios introduciendo o cambiando las cepas vacunales que se muestren más eficaces.
Comprobar la presencia de reacciones adversas en los animales a la vacunación
Se pueden observar cuando se utilizan vacunas vivas y normalmente consisten en la aparición de síntomas similares a la enfermedad de la que queremos inmunizar pero con una menor gravedad en su presentación. No se debe confundir con las reacciones de los animales a la aplicación de la vacuna como pueden ser fiebre, anorexia o mal aspecto general.
Diagnóstico
No siempre se comprueba que efectivamente estamos delante de un proceso determinado. Siempre que sea posible se debe proceder al envio de muestras al laboratorio de diagnóstico adecuado para confirmar en caso de duda razonable el diagnóstico. Una de las causas de fallos vacunales más frecuentes es tanto el error de diagnóstico como el error de utilización de una cepa patógena no adecuada para el proceso.
