La financiación del proyecto AT-SEA permitirá que tejidos innovadores impulsen el cultivo de algas marinas a gran escala para su uso como ingredientes de piensos, entre otros.
Las algas marinas representa un recurso importante aunque poco explotado como ingredientes de alimentos y piensos, en las sustancias bioquímicas y en la producción de biocombustibles porque hasta ahora su recolección eficiente a gran escala ha sido difícil.
El proyecto AT~SEA, en cuya financiación participa la Unión Europea, ha desarrollado tejidos avanzados que proporcionan altos rendimientos a las estructuras flotantes de algas y permiten un cultivo fácil y mecanizado.
El coordinador del proyecto, Bert Groenendaal, de la sociedad belga Sioen Industries, ha asegurado que los nuevos tejidos hacen posible el cultivo de algas a una escala que puede contribuir al desarrollo de una industria multimillonaria en Europa e impulsar, por tanto, el crecimiento y el empleo. Sioen es una de las siete empresas que participan en el proyecto, junto con cuatro centros de investigación.
Groenendaal ha señalado lo siguiente: «El potencial económico de las algas marinas es enorme. A las empresas les interesan las algas para aplicaciones muy diferentes, tales como alimentos y aditivos alimentarios, piensos, productos químicos e incluso combustibles.».
Por su parte, la comisaria europea de Investigación, Innovación y Ciencia, Máire Geoghegan-Quinn, ha asegurado: «AT~SEA es un ejemplo más entre muchos de cómo la financiación de la UE ayuda a investigadores y empresas a colaborar para innovar. Esta investigación permitirá a las empresas de la UE cultivar de forma eficiente un recurso valioso, ayudándoles a competir en los mercados mundiales. El nuevo programa de investigación de la UE, Horizonte 2020, dotado con 80 000 millones de euros, respalda a las empresas a la hora de llevar ideas nuevas del laboratorio al mercado con rapidez y de forma rentable.».
Los ensayos de los tejidos AT~SEA en los cultivos experimentales de Solund (Noruega), Oban (Escocia) y Galway (Irlanda) han generado rendimientos de hasta 16 kg de algas húmedas por metro cuadrado, un rendimiento entre tres y cinco veces mayor que el del cultivo tradicional de algas.
Actualmente, las algas se obtienen recolectando algas silvestres o con sistemas de cuerdas. Ninguno de esos métodos permite fácilmente aumentar la escala de producción, ya que se trata de técnicas intensivas en mano de obra y con rendimientos relativamente bajos.
El equipo del proyecto ha desarrollado productos textiles que pueden soportar un buen número de plantas sin romperse o sin atraer vegetación o moluscos no deseados. Su revestimiento ecológico protege a las algas jóvenes y estimula su crecimiento.
Se trata de tejidos idóneos para obtener sustratos de cultivo de 1 mm de grosor y de gran dimensión, que se colocan unos metros por debajo de la superficie del mar y sobre los que crecen las plantas. Cuando las algas han alcanzado la madurez, una máquina a bordo de una embarcación las separa de los sustratos y las introduce en depósitos flexibles de almacenamiento fabricados con materiales textiles de tecnología avanzada.
En septiembre de 2014, AT~SEA pondrá en marcha un cultivo de 200 metros cuadrados de sustratos en cada uno de los tres emplazamientos experimentales con el objetivo de evaluar su potencial comercial.
Groenendaal estima que el rendimiento podría aumentar hasta los 20 – 25 kg por metro cuadrado a medida que el consorcio perfeccione sus técnicas.
El consorcio AT~SEA ha solicitado una patente sobre los tejidos, y en julio de 2015, al término del proyecto, tiene previsto establecer un cultivo de entre 2 y 3 hectáreas a través de una empresa comercial derivada de AT~SEA.
El proyecto prevé que los tejidos pueden servir también para usos comerciales distintos del cultivo de algas marinas, concretamente en otros tipos de acuicultura y en la fabricación de contenedores flexibles para el transporte de agua dulce por mar.
Las algas marinas pueden utilizarse para usos muy diversos. Algunas sirven como materia prima de sustancias bioquímicas para, por ejemplo, medicamentos, cosméticos naturales y abonos orgánicos. Otras ofrecen también buenas perspectivas de futuro para la producción sostenible de biocombustibles si se recolectan en las cantidades necesarias para la producción industrial.
Otro de sus usos potenciales lo constituyen los alimentos e ingredientes alimentarios. Algunas especies se cultivan de forma extensiva y se consumen directamente en países asiáticos. Aquí en Europa, productos transformados como la leche con chocolate, los yogures, las bebidas funcionales y las cervezas contienen polisacáridos de algas —agares, carragenanos y alginatos— como aglutinantes o emulgentes. Además, de las algas pueden extraerse lípidos y proteínas de alto valor, antioxidantes, gelificantes, vitaminas y minerales esenciales para la producción de alimentos.
Por otro lado, el cultivo de algas marinas a gran escala podría tener repercusiones positivas en el ecosistema oceánico. Las algas pueden contribuir a absorber el exceso de CO2 en el agua del mar y los nutrientes residuales de las piscifactorias cercanas. Además, proporciona hábitats saludables a las poblaciones de peces o de moluscos silvestres que de otra manera se verían amenazadas por la pesca.
Fuente : www.atsea-project.eu