Medidas alternativas a la calefacción en avicultura

Publicado el 11/15 | por F.X. Mora | Equipos

La reducción de costes y la eficiencia de la calefacción son temas prioritarios en la producción avícola, ya que el consumo energético es uno de los apartados económicos más influyentes sobre los costes totales. Este coste tiene una gran variación dependiendo de la época del año, aislamiento, sistemas de distribución y recuperación del calor y, como no puede ser de otra forma, de la ubicación y orientación de la nave, características estas que no siempre podemos influir por las condiciones de la finca.

De forma mayoritaria las granjas consumen gas propano en primer lugar y en menor medida gasoil y biomasa. Evidentemente el coste del gas propano tiene por ello una importancia en el coste energético de la cría de pollos y otras producciones avícolas.

Para reducir esta factura tan importante en el coste es necesario que vayan acompañadas de una serie de medidas, algunas de ellas sencillas pero que  sobretodo que aporten rentabilidad económica. Muchas son las ideas ingeniosas que podemos encontrar por internet, pero no siempre útiles y generalmente poco operativas en naves que están a pleno funcionamiento.

Básicamente las podemos agrupar en:

  •             Disminución y recuperación de las pérdidas de calor de la nave
  •             Precalentamiento del aire exterior que va a entrar al interior de la nave
  •             Mejora de la distribución del calor interno

En el primer grupo encontramos la ya consabida pero no por ello de poca importancia, el aislamiento de la nave, sobre todo del techo, que es el lugar por donde perderemos gran parte de la temperatura interna de la nave. No tiene sentido aumentar la potencia del sistema para aportar más calor si este se pierde de forma indiscriminada por el techo. Ya se pierde suficiente calor con la ventilación para que encima le sumemos otros.

Hay diseños en los que se aprovecha las pérdidas de calor del techo para calentar el aire que entra e la renovación de la nave, muy eficientes sobre el papel, pero generalmente poco prácticos en el sistema de naves que se utiliza actualmente.

 La utilización de mantas térmicas, es decir, cubrir previamente el suelo con una capa que ejerza poder aislante y posteriormente hacer la cama con el material usual, permite disminuir las pérdidas por el suelo, que en animales que viven encima de él tiene gran importancia.

Para precalentar el aire se están utilizando actualmente sistemas de recuperadores de calor, muy evolucionados y altamente eficientes que no son en sí mismos sistemas de calefacción, sino un apoyo para ellos. En los primeros modelos se conseguían eficiencias alrededor del 50% pero actualmente ya se superan sobradamente y en naves de nueva instalación ya se diseñan específicamente para trabajar en conjunto con la calefacción, reduciendo el coste energético de forma importante. Se calcula que reduce el coste energético en un 35% y el retorno de la inversión puede flucturar entre los 5 y 8 años, dependiendo del sistema utilizado y la sincronización con la calefacción y ordenador de control ambiental.

La mejora de la distribución afecta directamente al sistema instalado y su reparto de la potencia calorífuga al interior de la nave. En ocasiones puede llegar a ser indicado instalar sistemas de movimiento de aire que oblige a descender el calor y rompa la estratificación de la temperatura en la nave.

La utilización de falsos techos temporales a base de paneles de papel enrollables pueden tener su justificación en naves viejas con grandes pérdidas de temperatura por el techo, pero hay que tener en cuenta que reducimos el volumen de aire, por tanto la ventilación se tiene que ajustar para evitar concentraciones de gases nocivos para la salud de los animales.

 

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