Los sistemas de refrigeración deben mantenerse en correcto funcionamiento aplicando medidas de mantenimiento adecuadas
Ya se acerca la temporada estival y con ella las necesidades de preparar la instalación para afrontar las temperaturas altas y el golpe de calor que nos afectan en el rendimiento de los animales.
El sistema más usual en las instalaciones cunícolas para combatir las temperaturas altas se centra en los paneles humidificadores y en la nebulización. Cada una de ellas tiene sus ventajas y sus inconvenientes y por tanto su uso dependerá del tipo de instalación (por ejemplo en instalaciones aire libre el sistema de nebulización es el único utilizado) y de las temperaturas máximas que se alcancen en la ubicación de las naves.
En cualquier caso, los sistemas deben cumplir con eficacia el objetivo deseado, reducir y mantener la temperatura ambiental a niveles adecuados para los animales sin que comporten riesgos sanitarios para los propios animales. Para ello deben revisarse y comprobarse que estén en óptimas condiciones de uso.
Componentes estructurales
Siempre es mejor comenzar a revisar todos los componentes estructurales de la instalación refrigeradora como es el estado de los soportes, material utilizado para la evaporación (panel de celulosa o sucedáneo utilizado), tuberías de retorno de agua y tuberías de envío de agua, así como el depósito utilizado.
Sea el sistema que sea el que se utilice para controlar el ambiente de la instalación, llevan casi un año sin utilizarse y por tanto pueden haber fugas, roturas o averías fácilmente. Se deben poner en marcha y comprobar que funcionan correctamente todos los paneles y nebulizadores reparando las boquillas que no funcionen y observando que el agua se distribuya por todo el panel de forma correcta.
Al ser un sistema que comporta algunos riesgos sanitarios por la contaminación bacteriana que pudiera darse, se recomienda proceder previamente a una desinfección de los paneles, boquillas y tuberías eliminando rastros de cal y biofilm que pudieran haber tanto en las tuberías como en paneles o boquillas. Aunque no le demos importancia, las famosas Legionellas son un ejemplo de bacterias que nos podemos encontrar contaminando el sistema. A ellas le podemos añadir perfectamente enfermedades víricas (mixomatosis o RHVD) o bacterianas (Staphylococcus aureus) que estén acantonadas en los paneles esperando su momento o la tiña, uno de los azotes en cunicultura que pese a no producir mortalidad afecta los resultados económicos de las instalaciones por la disminución del crecimiento y nerviosismo que presentan los animales. Por ello se recomiendo utilizar desinfectantes con potencial antifúngico para la desinfección de los paneles.
La limpieza previa de los paneles sigue siendo como en todo imprescindible, pues la desinfección en paneles llenos de telarañas no es de gran eficacia, sino más bien lo contrario. Al ser equipos inflamables, la limpieza grosera no es sencilla, ya que no se puede quemar ni utilizar equipos de agua a presión pues nos quedaríamos sin paneles (excepto si son de plástico en lugar de celulosa, pero son bastante infrecuentes en cunicultura). En la limpieza también se debe actuar sobre los depósitos de cal en los paneles, pues disminuyen la eficacia de estos y pueden ser soporte de contaminaciones bacterianas.
Medidas periódicas
Para poder facilitar la limpieza hay una serie de medidas periódicas encaminadas a disminuir estas problemáticas que son sencillas de realizar:
- Proteger del sol la parte exterior del panel para reducir el crecimiento de algas.
- Reducir los depósitos de cal o otros minerales en los paneles:
- Desaguar el agua y renovar con agua limpia y higienizada.
- Asegurar la distribución uniforme del agua en el panel para que no se formen zonas secas.
- Aumentar periódicamente el flujo de agua en el panel para limpiarlos
- Limpiando periódicamente todo el circuito del sistema (depósito colector y sistema de bombeo)
- Añadir periódicamente desinfectantes en el agua para desinfectar los paneles.
- Utilizar depósitos grandes y asegurar los niveles de agua para que nunca funcione el sistema sin agua
- Los conductos de agua tienen que tener un diámetro lo más grande posible y deben poderse vaciar, a ser posible con presión, para arrastrar partículas.
- El agua utilizada debe pasar por filtros para evitar la presencia de partículas sólidas.
En el caso de que el sistema de refrigeración actúe por sobrepresión (que se inyecte aire al interior de la nave), deben revisarse los ventiladores y proceder también a su limpieza.
No hay que olvidar en la revisión la búsqueda de fugas, pues si realizamos un coste importante para mantener la temperatura del interior de la nave dentro de unos parámetros aceptables y luego tenemos ventanas o agujeros por los que se nos escapa el aire fresco no tiene sentido. Las ventanas deben cerrar lo más hermético posible colocando si hace falta gomas en los laterales para evitar la fuga (o entrada de aire caliente del exterior). Si actuamos por depresión las gomas deben situarse en el exterior pero si lo hacemos con sobrepresión estas deben situarse en el interior.
Control ambiental
Si se dispone de un ordenador que nos regulará el sistema (es lo aconsejable, pues manualmente siempre se generan errores) hay que asegurarnos que las sondas actúen correctamente. Estas pueden estropearse o si las conexiones fallan o son erróneas pueden dar datos incorrectos que el ordenador recibirá y actuará teniendo en cuenta lo que recibe con el consecuente problema ambiental que tendremos.
Se aconseja utilizar una combinación de sondas de temperatura, humedad y velocidad de aire (esta última tiene la injusta fama de que se estropea a menudo). La sonda de humedad debe estar conectada a la bomba regulando el exceso de humedad ambiental y cotando el agua cuando la humedad aumente excesivamente. La velocidad de aire debe actuar de forma parecida sobre la ventilación pero sin cortarla, evidentemente, sino limitando su régimen de potencia o preferiblemente avisando al cunicultor para que este pueda orientar las corriente de aire mediante lamas móviles de forma que no afecten a los animales.
Debido a que el sistema de refrigeración se basa en un aumento de la ventilación y por tanto renovación del aire, hay que revisar la presencia de suciedad, polvo, pelo y telarañas en paredes y techos, ya que estos serán removidos. Habitualmente son los acantonamientos en el interior de las naves de agentes patógenos y aumenta el riesgo de presencia de ellos en los animales.