La compra de animales siempre es un coste necesario que resulta muy rentable cuando no tenemos problemas o acertamos con los animales y por contra es un auténtico desastre cuando pasa todo lo contrario.

¿Cómo minimizar el riesgo? Pues muy sencillo. Informarse y pedir garantías.

Lo primero es conocer que líneas genéticas pueden ser las óptimas para mi instalación. A continuación preguntar por los posibles proveedores a todos los profesionales a los que se pueda acceder: cunicultores, técnicos, mataderos, etc. Siempre hay que escuchar y saber apartar la realidad general de los problemas puntuales que hayan habido de forma puntual y que quizás no tenga nada que ver ni con los animales ni con su origen.

El paso siguiente ya es contactar con ellos y pedir información. Las granjas de selección y multiplicación no tienen ninguna consideración legal en cuanto a la presencia o no de enfermedades en ellas. Únicamente se exige un certificado veterinario conforme no han habido signos clínicos de mixomatosis ni de enfermedad vírica hemorrágica del conejo durante el último año.

Esta es una situación sanitaria muy pobre y lógicamente debemos pedir que los animales suministrados sean libres de cuantas más enfermedades mejor.

Entre ellas deben confirmarse que la granja de selección debe ser libre de enfermedades infectocontagiosas como son la estafilococia dérmica, la tiña y la sarna, y a ser posible que no haya presencia de enterocolitis  ni otros procesos digestivos o respiratorios de entidad grave.

Con todo ello deben revisarse a conciencia los animales al llegar a la instalación y no aceptar los que no cumplan los mínimos de sanidad.

Hay que resaltar que legalmente no tienen porque realizar analíticas periódicas que confirmen la ausencia de enfermedades, pero si se realizan es un plus de garantía de que si tienen gran interés en el control sanitario.