4 cosas importantes en granjas y de coste 0
Cuando visitas diferentes granjas, empiezas a ser consciente de lo multifactoriales que son todos los aspectos de este trabajo. Tanto en los éxitos como en los fallos, no es todo fruto de una casualidad o de una acción concreta, sino que son varios parámetros los que condicionan un resultado y por eso, lo que a veces funciona en una granja no lo hace en otra.
Por ello, en esta ocasión reflexionaremos sobre algunos de los aspectos más importantes en la producción de rumiantes. Se han hecho estudios sobre la influencia de inversiones en genética, pienso, instalaciones, etc. que suponen un importante coste económico.
En esta ocasión, quiero señalar 4 puntos cuya inversión es de 0€ y que, en cambio, pueden influir mucho en los resultados de la granja.
Motivar al personal
Parece algo sencillo, pero no todos sabemos empatizar con nuestros compañeros y hay que reconocer que debe de ser difícil ser jefe para equilibrar la confianza en un trabajador y el resultado que creemos que está aportando a la empresa. Se ha usado muchas veces la frase “hay que ponerse en los zapatos del otro”, y no es sencillo.
Resulta difícil retener a los buenos trabajadores y los cambios desestabilizan duramente un tiempo cualquier granja, hasta que todo vuelve a su orden. Hay que valorar a aquel que pone más interés en sus labores y mira por el grupo, haciendo que vea que no se le trata igual que al que cumple, esforzándose solo lo justo. No siempre se trata de dinero, sino de apoyo en lo bueno y no solo gritos en los malos momentos.
Debemos ser conscientes de que, como algún compañero comentó: “ponemos en manos de inexpertos conductores unos coches de Formula 1” en referencia a los animales de alto rendimiento. Por ello, debemos ofrecerles la mejor formación, cuidándolos y logrando que se impliquen en la granja para que la sientan suya.
Planificar bien el censo
Cuando se diseña una granja se hace pensando en que tenga una capacidad para un número determinado de animales, pero en el manejo diario, las circunstancias cambian. La producción no siempre es la misma y cuando esta va mal se suele pensar que teniendo más animales se obtendrán mejores resultados. Y esto, en muchas ocasiones, es erróneo.
Otras veces, las cosas van demasiado bien y de nuevo nos encontramos con más animales de los que se preveía, lo cual supone una revolución con resultados casi siempre negativos.
Un censo excesivo suele llevar a tener más animales en el mismo espacio, empeorando el bienestar y la producción. Y unas condiciones ambientales deficientes provocan estrés en el animal, que tendrá una producción negativa, pudiendo enfermar, dañar a sus compañeros o crecer menos.
Vale la pena hacer cálculos y reflexionar cuántos animales tenemos porque a veces bajando el censo se mejorara la producción.
Pensar el Programa Sanitario
Antes de realizar cualquier actuación hemos de reflexionar sobre qué animales vamos a tener en nuestra granja, y con qué gérmenes estamos dispuestos a convivir por el entorno que tenemos y la reposición que nos van a servir.
Empeñarse en erradicar ciertas patologías en zonas con gran densidad ganadera puede suponer un gasto en recursos y posteriormente en confianza en el equipo de trabajo, que ven inútil su esfuerzo.
Por ello, es recomendable plantearse qué tipo de vacunas usar, cómo hacer la adaptación de la reposición, qué tratamientos preventivos establecer…
Hay que hacer las inmunizaciones en el momento adecuado y por la vía correcta. Es imprescindible saber qué controles del estado sanitario de nuestros animales hacer, para garantizar el resultado de nuestro trabajo.
Un tema importantísimo en la Sanidad es la Bioseguridad y ésta también debemos definirla para que todo el personal esté convencido del grado de exigencia de la granja. Si se exige el cumplimiento de unas medidas, se deben poner los medios adecuados para que se pueda hacer bien.
No desperdiciar recursos
Por último creo que existe una fuga muy importante de costes en los recursos mal utilizados.
En algunas visitas vemos cómo los animales tiran el alimento fuera de las tolvas porque no están bien reguladas o porque tienen una pieza rota que tardamos en cambiar. De esta manera, estamos dejando perder la parte más costosa de la producción animal.
También se podría citar a los otros animales que criamos en algunas granjas y que no nos dan beneficio, sino que transmiten enfermedades. Me refiero a los roedores e incluso pájaros que tenemos en algunas granjas y que están allí porque tienen comida fácil; creo que solo eso es una buena causa para intentar eliminarlos.
Otro coste que se podría reducir es el asociado a algunos tratamientos que se hacen de forma sistemática como preventivos, cuando una buena formación permitiría reducir este manejo a los estrictamente necesarios. Por ejemplo, tratar todos los recién nacidos con un producto que se podría usar solo en unos pocos o el hecho de no conocer la dosis necesaria de un producto más concentrado, y del que usamos la misma dosis que del se usaba antes, por no habernos molestado en indicar que con la mitad es suficiente.
Seguro que se podría pensar en algún otro punto que, con un poco de tiempo, nos ayudaría a evitar problemas en las granjas. Y como vemos, el coste de estos puntos no es económico, sino que requiere una inversión en tiempo de planificación y un poco de experiencia. ¡Revisad vuestras pautas de trabajo y seguro que alguna corrección os aporta un extra para las próximas vacaciones!