Actualmente cuando nos referimos a granjas avícolas se contempla una instalación muy intensiva de producción con muchos miles de pollos, pavos, ponedoras, codornices o lo que se tercie en una o varias naves adyacentes. Estas instalaciones precisan de sistemas sofisticados de control y de equipos altamente profesionales que tengan un rendimiento elevado con el mínimo coste posible.
Estos equipos especializados se encuentran en funcionamiento constantemente o preparados para funcionar en situación de “Stand by” y están sometidos permanentemente a un ambiente agresivo, ya sea por los gases producidos en el interior de la nave, humedad ambiental del interior de la nave y a menudo también en el exterior de la nave con la agresión añadida de productos biocidas (insecticidas, desinfectantes, de limpieza, etc) aplicados en el interior de la nave de forma periódica.
Esta concatenación de agresiones, a la que también se deben sumar, si se utilizan, los chorros de agua a alta presión, acaban afectando la eficacia y el buen funcionamiento tanto de las sondas como de los propios equipos.
Aunque la calefacción se considera que es típica de invierno, en las producciones avícolas se manifiesta claramente como un equipo necesario para todo el año en mayor o menor grado. Sin embargo está claro que el funcionamiento en verano o primavera es netamente inferior que en invierno, presentándose las averías precisamente en inverno al exigirle el máximo rendimiento a los equipos.
La revisión de los equipos debe ser periódica, como mínimo cada 3 meses aunque sea una inspección rápida, pero en otoño se aconseja que se realice una inspección a conciencia de todos los equipamientos.
¿A qué nos referimos?
A todo lo que concierne al correcto funcionamiento del equipo. Hay que empezar por las sondas, base imprescindible que deben leer correctamente los parámetros que queremos controlar, ya sea temperatura, velocidad de aire, humedad, etc. Una lectura errónea conlleva una lectura inadecuada y un funcionamiento por parte del ordenador de control ambiental no adecuado. Si por ejemplo da lectura de temperatura más elevada del real, éste dará orden a los ventiladores de aumentar su potencia y al calefactor de parar, instaurando un desequilibrio en el ambiente donde viven los animales.
Las sondas son materiales altamente sensibles y fácilmente se estropean, siendo necesario que se controlen individualmente. En muchos sistemas de control ambiental es fácil detectar cuando una falla ya que las lecturas obtenidas son claramente discrepantes con la realidad, pero es necesario supervisar periódicamente para detectar cuando falla, de lo contrario cuando detectamos la presencia de sondas estropeadas muy posiblemente ya hace días que ha ocurrido.
Muy importante es la limpieza de los equipos de calefacción, ya que la presencia de polvo y humedad ambiental pueden crear una costra de cierta dureza que altera el correcto funcionamiento y además estropea los equipos. Aún utilizando equipos fabricados con material duradero y con potencial anticorrosión, con el tiempo acaban estropeándose.
La presencia de polvo cuando éste se aposenta en los quemadores produce combustiones irregulares y con cierta ineficacia, reduciendo el potencial calorífugo. También se deben revisar las entradas de aire, pues es donde se aposenta la suciedad y el aire pasa a través de esta suciedad.
Los sistemas de calefacción se deben limpiar periódicamente de partículas de polvo tanto en los quemadores como en los conductos de entrada de aire (pensar en poner el equipo en “off”, por si acaso.
Los sistemas de recuperación de calor tienen, debido al sistema utilizado, un agravamiento de este problema, teniendo reducciones muy importantes en el funcionamiento si no se limpian periódicamente del polvo y suciedad que se aposenta en los intercambiadores formando capas de elevado grosor que llegan a hacer inoperante el sistema. Por ese motivo los equipos de recuperación de calor ya están diseñados para una fácil limpieza.