Los paneles evaporativos ya son conocidos en el sector avícola desde hace años y se vienen utilizando de forma habitual para controlar el ambiente y la temperatura de las granjas en verano. El gran éxito de este sistema se basa en la facilidad de instalación y el bajo coste económico que representa su funcionamiento.
Su funcionamiento se basa en el enfriamiento del aire al pasar por una cortina de agua y provocando la evaporación del agua. Básicamente es un intercambio de energía calorífica entre el aire y el agua, en la que el aire cede calor al agua y entra a temperaturas mucho más bajas.
Los paneles evaporativos convencionales presentan una serie de inconvenientes que limitan considerablemente su vida útil. Sin embargo, el panal de plástico ofrece la solución a todos estos problemas que acortan la vida útil del panal evaporativo habitual y bajan su rendimiento.
Actualmente los paneles son más resistentes y han aumentado su grosor así como su diseño para favorecer el paso del aire a su través aumentando al mismo tiempo la superficie de contacto. Este es un equilibrio difícil, pues intervienen muchos factores en su rendimiento ajenos al propio panel, como son la longitud de la nave o distancia a los extractores, potencia de los extractores, presencia de corrientes de aire excesivas en el interior de la nave.
Para que el panel evaporativo funcione a plena capacidad es necesario que el aporte de agua sea correcto y todo el panel esté completamente mojado
Para que el panel evaporativo funcione a plena capacidad es necesario que el aporte de agua sea correcto y todo el panel esté completamente mojado. Es muy importante en el diseño del panel que tanto la bomba como los conductos de agua estén proporcionados y suministren el agua suficiente a los paneles. En caso contrario el rendimiento baja notablemente y además favorece la deposición de residuos calcáreos que disminuyen la efectividad del panel.
Se calcula que en aguas duras se pierde entre un 25 y un 30% de la efectividad cada año si no se vigila el flujo de agua y no se procede a limpiar periódicamente los paneles.
Para evitar la deposición de residuos calcáreos se recomienda la adición de ácido acético en el agua, pues no interactua con la celulosa y no la estropea como si puede ocurrir con otros productos químicos. Al pasar un volumen de aire tan elevado por los paneles no sólo se ensucian estos por las deposiciones calcáreas, sino que también por el polvo, restos de plantas y otras suciedades que se deben retirar periódicamente.
La instalación es muy sencilla, pues con un simple soporte y unas tuberías de aporte y desagüe del agua a las que añadimos los paneles ya lo hemos completado. Pero es importante revisar su colocación. El rendimiento de ellos aumenta con el agua y la temperatura del aire, pero no es aconsejable que estén expuestos al sol (aunque tampoco es un problema) por la duración de su vida útil. Cuando estos se encuentran ubicados con insolación directa es aconsejable asegurar un aporte suplementario de agua para que siempre estén mojados o instalar un red protectora a modo de visera que proteja de la luz directa del sol.
Otro detalle a tener en cuenta es la presencia de árboles delante de los paneles. NO deben haber árboles en los alrededores de los paneles. Si los paneles necesitan sombra hay que hacer una visera, pues en el otro caso con los árboles hay pájaros silvestres que se acercan demasiado y pueden contaminar los paneles. No es una utopía, pues personalmente he podido detectar paneles contaminados por Salmonella por este motivo.