El elevado coste de la energía, que no hace más que subir año tras año, es el principal problema de sostenibilidad económica al que se enfrentan las granjas avícolas. Por eso, la Asociación Sectorial de Criadores Avícolas de Galicia (Acriaga) ha demandado de la Xunta de Galicia medidas para las explotaciones avícolas para reducir costes a través de estrategias de ahorro y eficiencia energética.
Acriaga ha reclamado que la Consellería de Medio Rural añada obras e instalaciones en granjas de pollos en la próxima convocatoria de ayudas para la modernización de explotaciones agrarias. Del mismo modo, se pide el fomento mediante ayudas económicas a proyectos que incidan en el uso de energías renovables, como el caso del Inega, donde solicitan que se considere como tal el uso de generadores de aire caliente que emplean biomasa como combustible (la más adecuada para granjas de pollos).
La subida del precio de la energía afecta a todas las industrias. No obstante, Acriaga asegura que una de las más dañadas es el sector avícola de carne, ya que, como hemos visto en otros artículos publicados en esta web, así como en la revista impresa Avinews, la calefacción y la electricidad es fundamental para garantizar el bienestar de los animales, especialmente durante el invierno. Acriaga calcula que la energía supone más del 30% de los costes de producción de las granjas.
Acriaga también sacó los apuntes para recordar las subidas más dolorosas para el sector: desde el año 2009, el gas propano ha subido más de un 53%; la electricidad, más de un 73%. Por el contrario, estas subidas de precios no han sido equivalentes en el precio de venta de la carne de pollo: más bien al contrario. Entre los años 2007 y 2012, el precio que recibieron los granjeros se mantuvo estable (pese al aumento de los costes), y en 2013 más aún: se redujo el precio como consecuencia de las presiones de las cadenas de distribución alimentaria, quienes usan la carne de pollo como producto barato como reclamo de ventas.El aumento de los costes energéticos y la permanencia e incluso reducción del precio que reciben los granjeros ha sido motivo de protestas. No es una cuestión baladí: este problema pone en riesgo la viabilidad de las granjas avícolas, las cuales generan muchos puestos de trabajo. Acriaga estima en 23.500 euros las pérdidas que supone por granja este balance negativo como consecuencia del elevado incremento de los costes energéticos, lo que asciende a un total de 19 millones de euros sumando todo el sector en Galicia. Una cifra, dicen, lo suficientemente considerable como para que la Xunta tome medidas al respecto.