La granja ecológica Conill de Canemar

Publicado el 05/16 | por agrinews | CONEJOS, Granjas

En la comarca de la Cerdanya, muy cerca de la frontera con Andorra, visitamos “Conill de Canemar”, una granja de conejo ecológico en plena transformación desde la ya histórica granja Canemar y que recientemente ha pasado la inspección del CCPAE con el número de registro 4276, que la ha acreditado como instalación agropecuaria ecológica en producción de carne de conejo

La pasión por la cunicultura

Isabel Perera es la propietaria de la granja cunícola. En 1984 inició su singladura en la cunicultura con una granja de 200 reproductoras. Hay que considerar que entonces era un número considerable de reproductoras y las granjas habitualmente no sobrepasaban las 250 reproductoras.

La afición a la cunicultura, como la mayoría de pioneros en este sector, se origina por el contacto con pequeños criadores locales a los que visitaba para cuidar los conejos y que le enamoraba. A pesar de estudiar y trabajar de administrativa, siempre le atrajo trabajar con conejos. Junto a la Escuela de Formación Agraria de Lleida colaboró en la creación de una red de granjas escuelas en Nicaragua, llegando a crear 7 granjas y una fábrica de pienso, así como diversas colaboraciones con la Universidad de Nicaragua.

La evolución de la granja

Fue funcionando con un gran rendimiento hasta que debido a las tendencias que fueron apareciendo realizó cambios en las instalaciones. Cambió las jaulas que tenía de toda la vida, que eran amplias y confortables, por las nuevas jaulas que en ese momento se estaban promocionando.

Esto le permitió en el mismo espacio pasar de 200 reproductoras a 400 reproductoras en 1992. Esto marcó un antes y un después en el funcionamiento de la granja. Empezó la decadencia de la ganadería y de su explotación al mismo tiempo, pues con este aumento de animales en la misma superficie empezaron a aparecer problemas más graves en la sanidad de la explotación.

La aglomeración de animales y la falta de sanidad que le afectaba fueron produciendo un descontento hacia este sistema y finalmente a lo largo de los años decidió que no quería seguir trabajando con este modelo.

cosmaHace tres años finalmente decidió cambiar el modo de trabajo, al ver personalmente la insostenibilidad de continuar, y por el deseo de volver a los recuerdos que tenía del principio de la instalación, apostando por implicarse en una producción ecológica que sí le atraía frente a la opción de cerrar, que era la alternativa que estaba planteándose. Estas decisiones siempre son difíciles económicamente al principio. La filosofía de vida que uno tiene es un puntal importante, y esta fue la piedra sobre la que Isabel se sentó para decidir el cambio.

“¿Qué estoy haciendo? Si no me gusta lo que pasa en la granja, ¿por qué continuo? Yo empecé a criar conejos porque me gusta el contacto con los animales y en ese momento no trabajaba a gusto Cambiar la orientación y apostar fuertemente por el conejo ecológico”

 

La actualidad: El proyecto es de 70 conejas reproductoras en plena producción ecológica (en estos momentos ya son 35 las que están trabajando) y que aproximadamente requiere de media jornada para su correcto funcionamiento. Entre Isabel y Enric, compañero de viaje en este proyecto, se turnan durante la semana para acudir uno o otro cada día a la instalación para supervisar los animales y su necesidades.

Esto precisa de una filosofía de trabajo diferente, tanto para sentirse a gusto con el trabajo que realizaba, como para apostar por un hecho que permita ofrecer un producto diferenciado y valorizable que rentabilice la instalación.

Una razón de peso en la decisión también fue la situación actual, donde una granja pequeña de 400 reproductores no tenía demasiado futuro y únicamente la producción ecológica aportaba esta posibilidad de valor añadido que a un pequeño productor puede permitirle tener un futuro.

Un dato curioso es que nunca trabajaron con inseminación artificial a lo largo de su historia productiva y siempre trabajaron con cubriciones dos días a la semana con un ritmo a 14 días postparto, poco habitual en granjas de conejos que habitualmente se trabajaba a 11 días.

Que Isabel es una mujer emprendedora se aprecia desde el principio de la visita, explicando con auténtica pasión todos los detalles de la instalación y sobre todo las aventuras que significa la transformación de la granja. Nos detalla repetidas veces: “todo hay que hacerlo poco a poco, pues continuamente vas aprendiendo”. Es evidente que una granja de conejo ecológico no es una estructura productiva definida, hay pocos ejemplos previos y no siempre son fuente de inspiración correcta. “Ocho meses sin dormir, dándole vueltas a la cabeza todos los detalles hasta encontrar las soluciones que creímos idóneas”.

Es evidente que Isabel pretende disfrutar con el proyecto y que prioriza el bienestar de los animales y disfrutar con lo que hace, más que obtener unos beneficios, pues se le escapa un “quiero venir aquí y disfrutar viendo los animales y con cubrir los gastos, ya tengo suficiente”.

“Continuamente nos asaltaban las dudas de si los animales estarían cómodos o se nos morirían o pasaría algo”

EL PROYECTO

EL DURO INICIO…

Los primeros días, nos comenta Isabel, “estábamos todo el rato mirándolos a ver que hacían para cambiar o no las cosas. “ El primer problema apareció cuando destetaron las primeras conejas. Las pusieron juntas con sus camadas en un parque con salida al exterior y durante la primera media hora todo fueron peleas y delimitaciones de espacio propio.

Cuando ya estaban preocupados y se decidieron a actuar, todo se calmó y no necesitaron hacer nada. En los destetes posteriores ya no ha habido peleas, pues las conejas ya saben dónde van y qué les espera, simplemente marcan su estatus y a convivir. Ni una sola pelea, ni con las conejas de primer parto, que rápido observan y aprenden de lo que hacen las otras. Un ejemplo de ello son los granja-conejos-manejoparques que albergan a las reproductoras con sus camadas, donde las paredes han tenido que subirlas, ya que las conejas saltan fácilmente alturas de 1 metro, y incluso de metro y medio si al lado está su camada o un macho.

AGUA

El agua es uno de los puntos críticos en la instalación, pues con relativa facilidad se puede ver afectada o provocar problemas. Por ello ha dispuesto un gran número de pequeños depósitos en cada sala, que suministran agua a unos pocos parques, pudiendo controlar el consumo y la calidad del agua con relativa facilidad.

JAULAS

Una de las características de la producción ecológica en este caso es la cría en el suelo. Al estar permanentemente en el suelo es necesario aislar a los animales del mismo que en este caso lo realiza mayoritariamente con paja de calidad, lo que no siempre es fácil de encontrar.

Una de las premisas con las que intenta trabajar es que todo proceda de producción ecológica para ser consecuente y esto dificulta mucho el trabajo e implica una gran cantidad de tiempo. Conseguir paja de calidad procedente de cultivo ecológico, por ejemplo, es una tarea que requiere numerosas horas de búsqueda, del mismo modo que conseguir viruta no tratada o pienso ecológico.

Al estar los conejos en el suelo, la paja se debe ir añadiendo constantemente para separar las deyecciones de los animales y evitar procesos infecciosos como es la coccidia, uno de los mayores problemas implicados en este tipo de producciones.

La humedad en el suelo es el otro gran enemigo, principalmente alrededor de los bebederos, con el agua que puede caer al suelo cuando beben. Allí se han colocado unas rejillas que separan al animal del suelo cuando va a beber, lo que evita el contacto con la humedad y posibles problemas sanitarios.

RITMO DE TRABAJO

Lo marca el mismo sistema reglado que obliga en la producción ecológica a cubrir la coneja a los 30 días después del parto, es decir, un sistema totalmente extensivo que obliga a revisar a las reproductoras para evitar que éstas se engorden demasiado.

Del mismo modo la venta de los animales no se puede realizar antes de los 90 días de vida, lo que complica y mucho, ya que los animales de engorde, que están en parques en el suelo en grupos, alcanzan fácilmente pesos superiores a los 3 kg de peso vivo.

ALIMENTO

Los alimenta actualmente con una mezcla de pienso y forraje (ecológico, por supuesto) que disminuye la velocidad de crecimiento y las conejas están en mejor estado corporal consiguiendo un equilibrio adecuado para el momento de la venta.

Sólo se encuentra una fábrica de pienso que produzca pienso ecológico de conejos, y, aunque parezca extraño, la fabricación de este tipo de pienso es tan pequeña que implica una auténtica hazaña coincidir la fabricación con la necesidad de la granja y el transporte. Y además tener siempre un remanente en la granja por si acaso y teniendo en cuenta que son piensos sin ningún tipo de aditivos conservantes, por tanto se debe extremar su control y uso.

“Solo hay una fábrica de pienso ecológico, por ello siempre guardamos un remanente en la granja”

granja-conejos

EL MANEJO

No difiere mucho de una granja de hace 25 años, ya que los parámetros de confort de los animales no varían. Iluminación de 17 horas cada día, las hembras se llevan al parque del macho, etc. La gran diferencia radica en las propias jaulas. En este caso están tanto las madres como el cebo en suelo en parques y todos tienen una salida al exterior con una “terraza” soleada. Esta obertura al exterior siempre está abierta, tanto en verano como invierno, gracias a las modificaciones que han ido realizando.

El exterior está cubierto con una tapa que los protege de las inclemencias del tiempo y entre ellos con metacrilato que les permite ver alrededor sin problemas. Por la mañana, como todo el suelo exterior se encuentra húmedo del rocío matinal, los gazapos, que poco tienen de tontos, sacan la paja del interior y tapizan el suelo exterior para estar más cómodos.

Nos comenta que es graciosísimo verlos salir con un bocado de paja en la boca y colocarlo en el suelo todos ellos a la vez y sentarse luego encima de la paja seca. Realmente curioso e inesperado. Una de las ideas claras que tenía es trabajar con una raza de conejos que sea rústica y tradicional, meta que no es sencilla porque quedan muy pocos animales que no estén cruzados con las líneas híbridas comerciales, pero poco a poco y con mucho tesón va consiguiendo ejemplares con los que ir repoblando la granja.

LA PREVENCIÓN

En cuanto a la prevención únicamente utiliza vacunación de mixomatosis con vacuna homóloga ,ya que es una enfermedad que su aparición podría suponer un grave quebranto sanitario. Por contra decidió no vacunar contra la enfermedad vírica hemorrágica en cualquiera de sus dos variantes, así como no utilizar inyectables como penicilinas, ni tratamientos en agua como enrofloxacinas ni usar hormonas reproductivas, es decir, nada, pues de hecho el pienso ecológico por no llevar no tiene ni coccidiostático, y mucho menos medicamentos.

“Yo quería trabajar con una raza de conejos que fuera rústica y tradicional”

LA COMERCIALIZACIÓN

Este tipo de productos requiere que el matadero esté debidamente certificado para poder sacrificar animales de procedencia ecológica y por ello han tenido que convencer al matadero de la Seu de Urgell, un pequeño y entrañable matadero familiar de toda la vida, que procediera a la petición de los permisos necesarios para ello.

En estos momentos toda la producción se está vendiendo en carnicerías locales que le solicitan constantemente muchos más animales de los que puede producir en estos momentos, por ello tienen grandes esperanzas que el proyecto fructifique, ya que la respuesta de los consumidores locales es muy positiva y dispuesta a pagar la diferencia de precio que comporta su cría diferenciada.

TRÁMITES

Aprovechamos para preguntarle cómo obtener el registro tanto del matadero como de la granja, siempre esperando la crítica a los organismos oficiales o pseudooficiales, y nos llevamos una grata sorpresa cuando nos comenta que no, que todo ha seguido unos tiempos cortos pero adecuados y un procedimiento claro, sencillo, transparente y ágil, sin problemas y con una voluntad manifiesta de no perder el tiempo.

El conejo, al tener 90 días de vida cuando se comercializa, con un crecimiento más lento y alimentándose con mucha fibra, consigue una carne más gustosa para el consumidor, que lo valora e identifica como “la carne de antes”, y que llena de satisfacción a Isabel, que ve su sueño cumplido.

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