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Un joven avicultor de Avimosa que continúa la saga familiar con una nave de Gandaria-Silos Córdoba

La historia de Antonio Herrando está vinculada a la avicultura desde que su abuelo, propietario de la antigua empresa Ranchos Pecuarios –después Avimosa- se lanzara a la aventura como emprendedor, con un negocio de gallinas ponedoras y de fábrica de pienso que surtía a las granjas de la zona y del que aún queda sus vestigios: el edificio, aún en pie, por el que se pasa antes de llegar a la granja de pollos de su nieto, a la que ha llamado Explotación Díaz Guerra en honor a los apellidos de su madre.

En Alameda de Sagra, un municipio de la provincia de Toledo, Antonio Herrando cría 37.000 pollos en una nave de Silos Córdoba totalmente automatizada de 150 x 15 metros, a los que se le suman dos cuartos técnicos anexos. Está integrado con Avimosa, como no podía ser de otra manera, y a pesar de que en el momento de la visita sólo había realizado una crianza, ya tenía en mente ampliar.

El ejemplo de este joven empresario de 25 años es una esperanza para el sector, en el que a menudo falta relevo generacional.

Un trabajador de Avimosa y avicultor

Una de las peculiaridades de este granjero es que ha estado trabajando –y continúa en la actualidad- como transportista en la integradora, Avimosa. Como su abuelo y después su padre, Ángel Herrando –que aún trabaja en la fábrica de pienso-. Pero en el caso de Antonio Herrando, su dedicación es la de llevar el pienso a las diferentes explotaciones del grupo. Así ha podido observar las diferentes instalaciones de los granjeros de la zona, ver qué funcionaba y qué fallaba y, finalmente, elegir qué quería para su proyecto personal.

Lleva cinco años como transportista y diez en el sector, pero necesitaba dar un paso más y tener una empresa propia, como en su día hizo su abuelo, al que define como “emprendedor y valiente”, y que tras su jubilación tuvo que vender su negocio.

Acompañamiento familiar

Después de mucho tiempo de darle vueltas –hace tres años que inició el papeleo- se puso manos a la obra, y tras el estudio de mercado realizado in situ, visitando las naves de los granjeros de la zona, se decidió por el modelo Gandaria –Grupo de empresas Silos Córdoba-, que le convenció por su buen funcionamiento, junto a “sus buenos materiales y calidad de servicio, además de las buenas condiciones y facilidades de pago”, explica. Así, en septiembre entraron sus primeros pollitos Cobb y comenzaron sus primeras tareas como avicultor, que además compatibiliza con su trabajo de repartidor de pienso.

Cuenta con la ayuda de su madre por las mañanas, para vigilar sobre todo la retirada de las bajas. Esto ha sido posible por el hecho de que está todo automatizado, ya que la nave funciona prácticamente sola y sin problemas. Eso le permite trabajar para Avimosa y además gestionar la nave, lo cual rentabiliza su trabajo y sueldo.

Equipamiento de la nave

La nave que está estrenando Antonio Herrando está realizada con panel sándwich, incorpora coolings para la refrigeración en verano y sistema de ventilación transversal. El agua del cooling está impulsada por bombas independientes para cada módulo, en total 30, de manera que el panel se moja uniformemente y minimiza riesgos. Además de este modo se alarga la vida útil de los paneles.

El sistema de alimentación (4 líneas) y bebida (5 líneas) está partido en el centro de la nave, para que de esta forma el manejo sea óptimo. Todo fue suministrado e instalado por el equipo de Gandaria-Silos Córdoba, con personal propio.

La nave es totalmente estanca, sin fisuras posibles, para lo cual la calidad de los acabados es especialmente importante. Nada más entrar, en el primer cuarto técnico destaca el panel de control, donde queda registrado si hay alguna avería. Si se diera el caso, el equipo la identificaría asignándole el color rojo.

Para la ventilación, la nave cuenta con ocho ventiladores grandes -43.000 m3– y nueve pequeños -19.000 m3– repartidos a lo largo de las paredes laterales y muy eficientes y de bajo consumo. En cuanto a la iluminación, se lleva a cabo con luces LED, concretamente con 169 puntos de luz de 7,5 watios con los que se consigue mantener una uniformidad en la nave y con sólo 1,26 kw/h de consumo.

Los comederos son GAN 14, y los bebederos son de tetina inoxidable, multidireccional y con recuperador de doble pie, que no lleva juntas de goma que a la hora de desinfectar puedan dar problemas: algunos productos de desinfección son corrosivos para ciertos equipos, pero en este caso se ha eliminado totalmente el problema.

Diseño de la nave

La nave está diseñada a dos aguas con aleros de 1 metro a cada lado, las ventanas son de tipo buzón, por las que el aire frío entra pero sin que llegue directamente a los animales. Las condensaciones, por su parte, también se dirigen hacia el exterior.

El doble techo es un elemento esencial para asegurar el aislamiento de las instalaciones. A veces la temperatura exterior es de 0ºC y la humedad del 80%, pero esto se ha podido combatir fácilmente con la instalación de una caldera de biomasa que funciona con cáscara de almendra como combustible. De este sistema de calefacción el avicultor también se siente especialmente orgulloso, ya que con apenas 700 € de biomasa pasa el invierno. Esto no sería posible sin un perfecto aislamiento de la nave.

Un aislamiento para que no afecte la temperatura exterior

El aislamiento del techo es de panel sándwich, de 3 centímetros de grosor como cubierta, más la cámara de 220 milímetros. Por último, debajo hay una tercera capa de otros tres centímetros de poliuretano con lámina de aluminio. Todo este aislamiento evita las condensaciones dentro de la cámara.

Las ventanas, por su parte, son de poliuretano inyectado para evitar los puentes térmicos. En este sentido, la nave se monta sobre cimentación, hecho que también contribuye a romperlos instalando el panel sándwich embutido en el suelo.

Hay seis sondas de temperatura en el interior de la nave y una sonda en el exterior, más una sonda de humedad en el interior y un depresiómetro. En la parte exterior hay iluminación cada 20 metros.  El panel sándwich de cerramiento es de cinco centímetros de grosor.

La ventilación transversal

La ventilación, como comentábamos, es transversal, hecho que le posibilita más facilidad de manejo que la de tipo túnel. En invierno se cierran los ventiladores grandes y entran en funcionamiento los pequeños –ventilación mínima-; trabajan por grupos y por tiempos, para que ninguna parte de la nave se quede sin ventilar.

Un aspecto que este joven avicultor también valoró de Gandaria es que ofrece la posibilidad al cliente de hacerle “una nave a la carta”, ya sean con ventilación túnel, combitúnel o transversal, en función de sus necesidades.

Por otra parte, el diseño de la nave a dos aguas y con cumbrera facilita que el aire se deposite en la parte superior, de manera que cuando baja ya no está tan frío. Esto es muy beneficioso para los animales.

El comedero GAN 14

Destaca especialmente en el equipamiento de esta nave el comedero GAN 14, llamado así por su número de rejillas. Está diseñado para 14 pollos, y tiene seis posiciones para la regulación del pienso. Cada granjero decide en qué posición le interesa más que esté. En este caso, Antonio Herrando prefiere la 2 o la 3. Es muy cómodo al momento de limpiar, con un sistema de fácil apertura y quedándose colgado con un simple giro.

Es muy fácil de limpiar cuando el avicultor pasa con la carretilla, con un sistema de apertura fácil. El diseño de este comedero permite que el pollito acceda fácilmente desde el primer día y no derrame pienso durante todo el ciclo de engorde.

 

Una perfecta automatización

El cuadro eléctrico está realizado con componentes de Schneider, y fuera de él, en este caso, se encuentra el cerebro de la granja: el ordenador Webisense. Además, la granja cuenta con dos alarmas, que le avisan directamente a su móvil personal si hubiese algún problema. La gestión de los equipos la puede hacer con una conexión a internet, desde un PC, móvil, etc.

La experiencia adquirida en Avimosa, dice el avicultor, es la que le abrió la mente para decidirse por este tipo de alojamiento y equipos para sus animales. Otra cosa que valoró muy positivamente de la nave Gandaria fue la automatización: “Yo llegué a la conclusión de que este tipo de nave era lo que necesitaba, porque yo buscaba que todo fuese lo más automático posible y fácil de manejar, ya que tengo menos tiempo para dedicarle a la granja que otros avicultores”.

El manejo del día a día

Los pollitos llegan con cero días a la granja, con sólo unas horas de vida, puesto que la incubadora de Avimosa se encuentra muy próxima. Antonio Herrando debe tener entonces preparados los bebederos y comederos, con el papel y un poco de pienso en el suelo, para que aprendan a comer lo más pronto posible.

La granja estará esperando a los pollitos a 32º C de temperatura, y posteriormente el ordenador irá bajando unas décimas de grado según van creciendo los pollos. En su primera crianza realizó pollera, pero sólo durante cinco días; no le ha hecho falta más.

En esos cinco días todos los pollitos están más juntos, con lo que consigue, entre otras cosas, que se fijen más unos de otros y aprendan rápido. Pasado este periodo se quitan los separadores. Pasa el removedor una vez a la semana durante unas tres horas; aunque la nave tiene una ventilación perfecta, airea las camas consiguiendo mayor confort para los animales.

A los 42 días realiza un clareo, cuando los pollos tienen alrededor de 2,700 kilos. El resto los saca a los 45 días cuando ya han alcanzado los tres kilos, con destino al matadero de Avimosa de Moraleja de Enmedio.

En el momento de la visita la granja se encontraba en vacío sanitario, que dura 20 días. Para realizar la limpieza, sacan el estiércol con el tractor, que se usa para fertilizar los campos de la zona, barren manualmente y a continuación friegan con pistola a presión. Utilizan jabón y desinfectante. 

Medidas de bioseguridad

El sellado y perfil sanitario que monta la nave de Gandaria no permite la entrada de insectos. Debido a esto, se minimiza el problema con el temido alphitobius, el escarabajo de la yacija.

También el propio avicultor se ha esmerado en este tema. Tiene su explotación –situada en una finca de 60.000 metros cuadrados- perfectamente vallada, y el contenedor de cadáveres alejado de ella a mucha distancia, para que no sea posible la contaminación.

Proyectos de futuro

Este joven avicultor afirma que está contento con los resultados de su primera crianza. Ya está pensando en ampliar con una segunda nave de pollos próxima a la actual, que tiene proyectada para el verano de 2016, una época que según él es buena porque las lluvias no obstaculizan el proceso de construcción. Para este otro proyecto, como para el actual, cuenta con  Gandaria-Grupo de empresas Silos Córdoba como proveedor habitual.

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