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Cunicultura, Caso Clínico: ¡NO QUIERO BEBER CUANDO LLUEVE!

Era una granja que funcionaba de forma correcta y disponía de alimentación automática, iluminación regulada por un reloj, el último grito en tecnología en ese momento… es decir, una granja normal, pero por aquel entonces con alguna tecnificación.

Debido a las bajas temperaturas el agua se congelaba en las tuberías llegando en ocasiones a estar varios días sin agua o disponer únicamente de agua durante 3 a 4 horas al día, y eso después de varias horas de esfuerzo con el soplete o quemador de gas calentando las tuberías.

Se decidió proteger las tuberías con una funda aislante. Mediante una pequeña bomba de baja presión se realizó un circuito cerrado de agua que circulaba por las tuberías y permitía disponer de agua durante todo el día.

Sin embargo el sistema se mostraba ineficiente debido a que los bebederos propiamente dichos y el pequeño trayecto de tubería que conectaba el bebedero con la tubería principal se congelaba igualmente. Por ello se decidió instalar un calentador en el depósito y que el agua circulase caliente.

El sistema funcionaba bien hasta que un día recibí aviso de que no comían…

Llevaban dos días que no comían por lo que se inspeccionó el pienso sin encontrar motivos para ello. No se apreció ningún síntoma de enfermedad ni problemas asociados que pudieran causar el hecho de no comer.

Únicamente hacía tres días que llovía mucho, dificultando las labores de trabajo y la sensación de humedad con el frío era desagradable.

Se decidió administrar un mezcla de oxitetraciclina con vitaminas para estimular el apetito y volver al cabo de dos días para observar. Sin embargo al día siguiente se recibió el aviso de que no habían bebido nada y seguían sin comer.

Esto ya era preocupante…

Debido a que anteriormente no se conocía el consumo de agua, ya que el depósito se llenaba automáticamente, se asoció con el problema de rechazo de pienso. Se procedió a cambiar el pienso de los comederos con una partida nueva de pienso.

Los animales empezaron a mostrar nerviosismo, sin embargo, y a pesar de apreciarse una ligera pérdida de peso y problemas en gazapos lactantes, seguían sin apreciarse síntomas de enfermedades. El proceso afectaba a reproductoras y cebo, lo que era muy extraño porque comían diferente pienso.

Al empezar a repartir el nuevo pienso se observó una total apatía en los animales que, exceptuando casos muy esporádicos, ni se acercaron al pienso. Ante este hecho se revisó a conciencia las jaulas y cuando se comprobó si llegaba agua a los bebederos nos percatamos que pasaba la corriente, y no precisamente floja.

Después de comprobar en diferentes naves se pudo confirmar que ocurría en todas ellas. La sospecha principal se basó en que la resistencia o la bomba de agua tenían algún problema eléctrico. Se observó que el magnetotérmico al que estaban conectados estaba en posición “off”, cuando debería estar conectado, pero ello no era el causante directo del problema.

Finalmente, y revisando a fondo se descubrió una gotera en el techo que incidía sobre un enchufe y la humedad continuaba hasta el depósito, que con mayor o menor eficiencia debía transmitir la corriente hacia el agua, por ello los conejos no

La solución no fue sencilla, ya que al desconectar el enchufe seguían sin querer acercase al bebedero, y fue necesario poner yacijas de barro con agua en primera instancia y cambiar los bebederos de sitio para que volviesen a beber agua y normalizar la situación

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