Los procesos digestivos son actualmente la principal patología infecciosa que afecta a la mayoría de producciones animales, tanto de carácter intensivo como extensivo. Ello es debido al carácter eminentemente agresivo de los agentes patógenos implicados y su gran capacidad de permanencia en el medio esperando su oportunidad para crecer y desarrollarse.
El gran hándicap que tenemos en la lucha por su control es precisamente esta capacidad de las bacterias para sobrevivir en medios inhóspitos para ellas esperando la debilidad de los animales y aprovechándose de ella para su desarrollo, que no tiene por qué ser siempre correspondiente con un proceso sintomático, pues es más frecuente que la bacteria cree con el tiempo una relación con sus hospedadores en la que aparezca la figura del portador asintomático.
Los portadores asintomáticos son aquellos animales en los que las bacterias patógenas están presentes desarrollándose de forma poco agresiva y sin que el animal sufra el proceso infeccioso de forma grave, sin apreciarse síntomas clínicos de la enfermedad, pero que sin embargo si están presentes y de forma importante en las secreciones y deyecciones de los animales.
Estos portadores asintomáticos, en nuestro caso concreto de la cunicultura, viene agravado por la peculiaridad del aparato digestivo del conejo, donde es un herbívoro monogástrico y, en consecuencia, necesita una flora bacteriana que colonice todo el tracto digestivo, pero fundamentalmente el ciego, basada esta flora en la digestión de la materia herbácea, un alimento que en general es mas bien pobre en nutrientes.
Esta flora bacteriana no aparece en un gazapo de la nada, sino que es la madre la que a través de unos mecanismos de transmisión (cecotrofos que la madre deja en el nidal) esta es adquirida por los gazapos capacitándolos para poder utilizar la materia vegetal a continuación de la fase de lactación.
Si la reproductora no tiene una flora saprófita sana nos podemos encontrar en que los gazapos adquieren una colección de bacterias no deseables, entre ellas las bacterias patógenas, que conviven en la flora de la reproductora, pero que el gazapo aún no tiene el equilibrio necesario para su control. Es frecuente en estos casos la observación de la aparición de los procesos cuando los gazapos hace apenas una semana que han sido destetados en un claro desarrollo de estas bacterias patógenas que aprovechan esta situación de inestabilidad en el digestivo para su desarrollo y expansión provocando graves procesos digestivos.
A menudo observamos casos repetidos de procesos digestivos que cursan de forma habitual y cansina en todos los lotes, uno detrás de otro a pesar de practicar medidas de bioseguridad activas en el proceso de vacío sanitario. Explicar cómo aparece el mismo proceso cuando los animales del lote nuevo no han tenido ningún contacto con el lote anterior es complicado, pero no hay buscar la presencia de bacterias hiperresistentes a desinfectantes o errores en el vacío sanitario o rocambolescas vías de transmisión. Es muy simple en esencia: tenemos las reproductoras afectadas del proceso de forma asintomática y nos lo están transmitiendo sistemáticamene y eficazmente a sus gazapos. Para cortar este proceso es necesario trabajar en maternidad actuando de forma preventiva en este momento.
En estos casos además es muy recuente el observar que los animales durante la fase de lactación están en perfectas condiciones e incluso en el momento del destete tienen un peso excelente, contradiciendo de forma vehemente la sospecha que ya llevan la carga bacteriana patógena en su interior.
La higiene del nidal con la utilización de productos higienizantes permite minimizar ligeramente esta transmisión con la disminución de la presencia de estas bacterias en la superficie de los gazapos y sanitizar el ambiente donde estos se desarrollan los primeros días de vida.