El periodo caluroso de verano es recurrente que se comenten los golpes de calor, pero realmente no siempre es en verano cuando sufrimos los primeros golpes de calor. Un ejemplo lo tenemos en este año que ya hace unas pocas semanas se han sufrido unos días de alta calor que han afectado gravemente numerosas instalaciones cunícolas.
Evidentemente no hemos alcanzado 40ºC, pero debemos entender que no es propiamente dicha la temperatura alcanzada, sino que los animales se encontraban en una franja de temperatura cómoda y de repente sufrieron una subida en corto plazo de temperatura que alcanzaron los 36ºC en algunas instalaciones de forma puntual, pero que instauraron de nuevo la dinámica clásica de cada año.
¿Dónde nos debemos fijar de nuestra explotación que tenemos un golpe de calor o estamos sufriendo las consecuencias de ello?
No es sencillo, ya que los primeros síntomas que se muestran pasan totalmente desapercibidos. No los apreciamos de forma inmediata, aunque a los pocos días si ya tenemos indicios de lo que está ocurriendo, y precisamente es en este corto periodo donde debemos actuar de forma rápida y eficaz para obtener una eficiencia en el tratamiento.
Cansancio, dolor de cabeza, mareo, enrojecimiento de la piel, aumento de la respiración…, son los mismos que nos afectan a nosotros, pero la diferencia es que nosotros tomamos la decisión de forma poco clara o evidente y simplemente alargamos la sobremesa, siesta o sesión de televisión de forma inconsciente ya que nuestro cuerpo nos lo pide sin que nos demos cuenta.
El animal responde intentando refrigerar su cuerpo con los mecanismos a su disposición y habitualmente no son graves las repercusiones en primera instancia. A continuación aparecen la falta o retraso en el crecimiento.
El retraso en el crecimiento, debido a la falta o disminución de la ingesta de pienso ya son un tema casi desesperanzador para los técnicos, entre otros motivos porque acostumbrados a las altas temperaturas de verano parece que si no alcanzamos los 40ºC no es calor.
Tenemos el caso el verano anterior, del 2014, en el que mayoritariamente los comentarios que recibí fueron de un verano espectacular, con temperaturas muy bajas y todos los años como este. En cambio sí procedemos a revisar los datos del instituto meteorológico nacional, este nos dice todo lo contrario, que fue un verano especialmente caluroso, uno de los más cálidos del último siglo.
¿Cómo lo podemos entender esto? Pues es muy sencillo, las temperaturas fueron altas, pero sostenidas, sin subidas ni bajadas que estuvieran afectando a los animales, y cuando estos se acostumbran a las medidas básicas instauradas ya son suficientes para mantener a los animales en el límite sin sobrepasarlo.
¿Qué síntomas debemos observar?
1. Disminución de la ingesta de pienso tanto en maternidad como en cebo
2. Disminución pronunciada del crecimiento de los gazapos de engorde
3. Aumento de agua y pienso en el suelo
4. Aumento de las problemáticas sociales de los animales: mordiscos, peleas, aumento de presencia de saldos por estrés poblacional o dominancia
5. Aumento de problemas al parto, sobretodo dos días antes y después del parto.
6. Conejas muertas, aumento de gazapos nacidos muertos, disminución del tamaño de los gazapos nacidos vivos
7. Proliferación de problemas digestivos poco claros, mezclados de colibacilosis, clostridios y enteropatía casi de aparición simultánea.
8. Brotes de procesos respiratorios que no responden bien a las medicaciones
9. Apatía general de los animales que no reaccionan con movimientos rápidos a nuestra presencia
10. Animales en posición alargada o extendida en la jaula o con un movimiento de la cabeza visible de jadeo y/o respiración.
Más información:
http://www.abc.es/salud/noticias/20140715/abci-golpe-calor-temperatura-201407150942.html
http://agrinews.es/2014/07/03/el-conejo-frente-al-golpe-de-calor/
http://agrinews.es/2014/07/03/medidas-preventivas-para-paliar-el-golpe-de-calor/
http://noslapins.fr/divers/proteger-le-lapin-de-la-chaleur/