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Recordando medidas de prevención para atenuar los efectos de la temperaturas

Ayer pude ver uno de los cuadros que siempre se mencionan y que nunca comprobamos si realmente se realizan, pero que cuando ocurre te recuerdas de bastantes familiares oscuros y lejanos.

A los 2 días de conectar el sistema de refrigeración surgió un brote de vírica en reproductoras que a los 4 días ya alcanzaba las 20 bajas diarias, mientras que en la zona donde no se conectó, que no hay separación física en la nave entre ellas, no se había encontrado ninguna reproductora. Además el proceso era claramente de vírica clásica cuando en los últimos meses únicamente se está diagnosticando de manera general casos de la nueva cepa de vírica variante.

Se presupone que cuando se acerca la temporada de temperaturas altas ya tenemos todo el sistema limpio y desinfectado, así como comprobado que todo funciona correctamente. ¿Pero siempre es así? Seguramente sólo nos damos cuenta de los casos en que no ha sido así o que creemos que eso ha sucedido, mientras que la mayoría si ha tenido la precaución de tenerlo todo bien preparado y revisado.

En todo caso, recordemos que estamos en junio y ya deberíamos de tener todo el sistema de refrigeración supervisado, revisado y desinfectado.

Un buen sistema de refrigeración es por tanto necesario, pero hay que tenerlo en condiciones, sino puede aportar riesgos sanitarios, que quede aquí el apunte a forma de recordatorio.

En estos casos recordar que a los animales les apetece preferentemente material herbáceo que pienso granulado y seco. Si disponemos de él, ayuda bastante en cantidades pequeñas o incluso de hidropónico, que hace 20 años se puso de moda y aún hay quien tiene las instalaciones, pues el aporte de agua es muy abundante en este tipo de producto.

El agua es otro factor de limitación en el problema importante y del que tenemos que vigilar estrechamente. Ésta debe ser fresca y hemos de vigilar que tenga biocida presente, pues con temperaturas elevadas se puede producir una evaporación del producto y permitir la multiplicación de bacterias en las tuberías que no es precisamente lo conveniente para los animales.

No debe ser fresca el agua que nos llega a la instalación, sino el agua que beben los animales. Para ello a menudo es necesario realizar vacíos del agua presente en las tuberías hasta conseguir que llegue el agua fresca. En su trayecto por las tuberías se calienta y pierde la apetencia, entre otras cosas porque tampoco les gusta el agua recalentada, como a nosotros generalmente.

Si se produce una depresión en la ingesta es un problema relativamente grave, ya que podemos solucionarlo administrando un pienso más energético, pero una disminución del consumo de agua es otro tema bien diferente. Este afecta directamente al núcleo del estado sanitario del animal y repercute en todos los aspectos, entre ellos unos tan básicos como en la producción lechera de las reproductoras o en el estado del sistema inmunitario de los animales.

Si es necesario hay que disminuir la luz en la instalación para reducir el efecto térmico que pueda producir, aunque este sea más psicológico que real. Cuando tenemos la presencia de ventanas, una medida muy eficaz es levantar barreras lumínicas para evitar la entrada de la luz solar, pero permitiendo la ventilación correcta, de lo contrario no obtenemos beneficio alguno sino más bien lo contrario.

En situaciones especialmente delicadas o por fallos puntuales del sistema, el uso de ventiladores es tremendamente eficaz, proporcionando una sensación de disminución de temperatura muy positiva que ayuda a los sistemas básicos del animal a evaporar calor.

Uno de los efectos que ejercen influencia es cuando la temperatura corporal empieza a subir debido a la falta de eficacia termorreguladora por la temperatura a la que se encuentran los animales.

Al generar una simple corriente de aire que atraviese los animales permitimos que estos puedan aprovechar de forma muy eficaz sus sistemas que a modo visual debemos comparar con un radiador de auto, donde al aumentar la velocidad de circulación su eficiencia se multiplica.

Una técnica muy utilizada anteriormente era el mojar los suelos y techos. Es evidente que conseguimos disminuciones importantes, pero hay que tener en cuenta que en estos casos la evaporación de agua puede generar un ambiente asfixiante si este se interrumpe en las horas que todavía la temperatura sea alta. Hay alguna noche en verano que los paneles evaporativos en realidad no paran, por tanto tampoco podríamos parar en estos casos.

Más información

http://noslapins.fr/divers/proteger-le-lapin-de-la-chaleur/

http://comportementdulapin.com/environnement-du-lapin/chaleur/

http://agrinews.es/2013/08/02/preparando-el-golpe-de-calor/

http://agrinews.es/2014/07/03/preparando-la-instalacion-para-el-golpe-de-calor/

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