La aplicación de insecticidas en conejos correctamente no conlleva ningún riesgo para la granja, ya que estos están perfectamente testados en sus usos más frecuentes, sin embargo en ocasiones y diversos motivos si se aprecian intoxicaciones en las instalaciones cunícolas, mayoritariamente asociadas a un uso incorrecto de los productos.
Cuando se presenta una intoxicación por insecticidas el cuadro clínico viene caracterizado por síntomas muy variados dependiendo de la causa y, sobretodo, por la vía de aplicación utilizada con el insecticida que ha generado el caso.
La experiencia acumulada en estos casos, ya que la bibliografía es más bien escasa, permite diferenciar tres situaciones muy concretas:
- Aplicación de insecticida tópico a dosis elevadas
Hay productos en el mercado, principalmente para tratar parasitosis externas como son las sarnas, que se diluyen en agua y se aplican en los animales directamente, principalmente de forma tópica directamente sobre el proceso o zona afectada. Es el ejemplo de las sarnas auriculares, donde las diluciones varían, pero generalmente son dosis bajas, alrededor de pocos gramos o milímetros de producto por litro de agua.
Cuando la dilución se realiza a «ojímetro», suele ocurrir que la dosificación se multiplica y acabamos obteniendo una dilución mucho más elevada, en concreto en un caso observé de unas 20 veces superior a la dosis recomendada.
Al aplicarse de forma tópica a las conejas en el pabellón auricular, estás entraban en apenas un día en un cuadro de apnea, inestabilidad, abatimiento, abundante secreción nasal y bucal muy líquida, absoluta desconexión de la realidad y letargia, acabando en unas pequeñas convulsiones y muerte en porcentajes variable, seguramente dependiendo de la dosis aplicada y la dilución realizada.
La recuperación se dio exclusivamente en animales que los síntomas se limitaron a problemas de motricidad (inestabilidad en el movimiento) y que constantemente estaban bebiendo agua.
- Aplicación por error en el agua de bebida
Si, efectivamente, administración en el agua de bebida a los animales, que aunque parezca una situación puramente anecdótica es mucho más frecuente del que se comenta.
En mi caso ya tengo once casos diagnosticados con seguridad y 3 de dudosos, a pesar de la insistencia de que el frasco de insecticida contenía un medicamento pero que se solucionó al dejar de aplicar.
En estos casos son casi siempre por confusión con antibióticos que tienen un frasco muy similar y que no se encuentran correctamente ordenados. La experiencia es básica para entender que cada frasco tiene que tener su ubicación en los armarios adecuados y que nunca se deben mezclar en el armario, así como observar siempre el nombra del frasco y en ningún caso dar por sentado que el frasco contiene lo que creemos que contiene.
En un caso hay que destacar que el problema vino por un fallo en la entrega del producto, donde en lugar de administrar un ácido que se suponía que era el producto suministrado se entregó el insecticida que se dirigía a otra explotación.
El principal inconveniente fue que no se procedió a revisar las posibles causas del problema, sino que se avisó al veterinario a los tres días del proceso insinuando que la nueva partida de pienso estaba en mal estado y era puro veneno.
Cuando acudí al día siguiente fue por pura casualidad que al no identificar el problema adecuadamente procedí a revisar todas las pautas de trabajo y al querer ver el acidificante que utilizaba, ya que no recordaba el nombre del acidificante el cunicultor, fuimos a mirar el frasco y se observó que el contenido y el frasco no era el acidificante que se suponía estaba utilizando.
En estos casos el cuadro clínico es puramente digestivo con procesos altamente disbióticos que generan una enterotoxemia iota con grave afectación de hígado y riñones que aparecen muy degenerados.
- Baño excesivo de los animales con insecticida.
Cuando por motivos de plagas descontroladas de moscas o mosquitos se procede a una fumigación o nebulización con excesivo producto en el ambiente, mojando a los animales y sobretodo los gazapos lactantes.
Los animales presentan letargia combinada con convulsiones y una estabilidad motriz totalmente deficiente, cayéndose de lado continuamente alternando con estremecimientos o convulsiones que parecen tiriteras.
En todos ellos el tratamiento básico es finalizar la aplicación del producto, ya que inmediatamente desaparecen los casos nuevos y el proceso mejora ostensiblemente, siendo el tratamiento bastante inefectivo por la rapidez de la evolución del cuadro.
La aplicación de suero glucosado es el método que utilicé y aplicado en grandes dosis vía subcutánea da la sensación de mitigar ligeramente el proceso y sobretodo ayudar a la recuperación de los casos menos graves.
Otros tratamientos descritos en la bibliografía no funcionaron, seguramente debido a la rapidez del proceso y a la rápida desaparición de los nuevos casos al detectar el problema.