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Poniendo barreras a la mixomatosis

La mixomatosis al ser una enfermedad de origen vírico todo el arsenal de antibioterapia nos queda totalmente obsoleto. Esto implica forzosamente que debemos trabajar con la prevención como actuación primaria frente al proceso patológico en nuestras explotaciones.

Al ser una enfermedad altamente contagiosa los mecanismos de bioseguridad o prevención para evitar la entrada de enfermedades tienen una importancia estratégica fundamental en el concepto de trabajo.

La primera opción de trabajo es sin ninguna duda la utilización de pautas vacunales idóneas a nuestra explotación y al manejo que tenemos en ella de forma que sean prácticas y eficaces. Una vez instauradas las pautas vacunales necesitamos de un protocolo de bioseguridad activo eficiente.

No hay suficiente con esperar que el virus no entre en nuestra explotación. La península ibérica es el hogar patrio de los conejos silvestres y por tanto siempre tendremos el reservorio a las puertas de nuestras instalaciones. Es lo primero que tenemos que conceptuar adecuadamente: El riesgo es permanente, todo el año y en toda ubicación donde estemos.

Hay zonas donde la abundancia de conejos silvestres es muy relevante y el riesgo se hace visible en la propia carretera: ¡He visto un conejo en la carretera que no se apartaba cuando he pasado en el coche!

Cuando esto ocurre lo habitual es que esté afectado de forma más o menos avanzada de mixomatosis y que el animal no responda adecuadamente a las situaciones de riesgo.

¡Los encuentro muertos en la valla de la granja, pero afuera! Es otro comentario habitual y lógico, ya que los conejos cuando se encuentran enfermos -al igual que nosotros- buscan la compañía de otros animales de su especie, y las granjas desprenden un agradable olor a conejo que atrae de forma irresistible a machos silvestres y conejos silvestres enfermos por un igual.

Por ello las primeras barreras defensivas se deben valorar en el exterior. Una buena valla perimetral no sólo en superficie, sino con una cierta profundidad para que no excaven túneles los conejos y pasen por debajo, pues entonces serían de gran inutilidad. La valla perimetral no debe restringirse únicamente a la instalación, sino que debe estar lo más alejada posible para poner distancia entre la nave y los conejos silvestres.

Las vallas que circunvalan las naves solo sirven para evitar la entrada al interior de los animales silvestres y perros fundamentalmente, pero si queremos diseñar una que sea funcionalmente adecuada habría de haber una distancia mínima entre la nave y la valla de unos 50 metros.

En los protocolos de seguridad habría de incluir una revisión periódica de la valla, aunque sea mensual en la que dar una vuelta alrededor para revisar el estado de la propia valla, la presencia de animales muertos y proceder a tapar los desperfectos formara parte integradora del proceso de revisión.

De igual forma la superficie delimitada entre las naves y la valla deben ser libres de basura y hierros. El acúmulo -frecuente- de jaulas antiguas, restos de nidales, hueros, escombros, etc. son magníficas junglas para conejos silvestres así como para insectos donde pueden proliferar con relativa seguridad.

Esta zona debe estar despejada siempre y periódicamente segada la hierva. Zonas que podríamos definir como césped, es decir hierba cortada periódicamente a baja altura, significan un desierto para la mayoría de insectos que nos pueden ejercer de vectores de enfermedades y así creamos una zona de contención muy económica.

Ya dentro de la instalación, a las medidas archiconocidas de desinfección, desratización y desinsectación (las tres D), el riesgo se divide entre la mixomatosis que nos entre de afuera y la que circula por nuestra granja.

Evitar la entrada de visitas foráneas a las estrictamente necesarias es fundamental. A todos nos gusta  enseñar nuestra instalación, pero ¿qué riesgo deseamos tener? El tener ropa adecuada para las visitas es fundamental y no debería ser adecuado que la sea la visita la que la porte. Siempre hay un riesgo que algo que provenga de un vehículo exterior tenga un cierto riesgo.

El otro lugar de entrada es el aire con el que renovamos el ambiente de la nave. Generalmente en cunicultura se trabaja con depresión, utilizando los extractores para expulsar el aire viejo del interior y que se renueve por las ventanas del exterior. En este proceso el flujo de aire se canaliza por las diferentes aberturas que son las ventanas y tenemos la gran suerte de disponer un gran control sobre estas entradas de aire

En granjas de selección o centros de inseminación ya empieza a ser frecuente la presencia de filtros biológicos, que no son más que filtros con diámetros tan pequeños que hasta los virus quedan retenidos. Sin embargo en las granjas su uso no llega a ser ni testimonial por su coste.

En cambio sí que por coste sería muy factible desinfectar periódicamente y de forma automática esta entrada de aire o, con un coste realmente irrisorio, colocar tubos fluorescentes UVA bactericidas-dilucidas.

Generalmente su eficacia se mide por el tiempo al que están expuestos los gérmenes a su efecto, sin embargo si se determina adecuadamente es un sistema muy rentable que no sólo da prevención efectiva contra las bacterias, sino también contra los virus y hongos.

Una vez ya dentro de la instalación los reservorios de virus son frecuentemente la suciedad y especialmente el pelo, polvo y telarañas, ya sea en el techo, paredes y equipos. Llama la atención que a menudo se limpian con grupos a presión techos, paredes, jaulas, pero por contra las tuberías de agua y los equipos de alimentación automática son sistemáticamente olvidados, cuando se encuentran en primera línea de fuego.

El estiércol o basura es el último baluarte donde los virus de mixomatosis aguantan firmes durante largos periodos de tiempo, y estamos hablando de muchos meses sino años. La cuestión frecuente que se nos hace es: ¿Mejor sacar diariamente o mensualmente la basura?

Difícil de contestar directamente pues en el inciden muchas cuestiones de tipo técnico como son las ventilaciones, el tamaño de las fosas y el equipo que se disponga para su extracción.

Si se saca frecuentemente hay que prestar una vigilancia extrema a las pérdidas de agua de los bebederos y al sistema de ventilación. Si se extrae cada 60 días se necesitan fosas con capacidad y evitar a toda costa las grandes fugas de agua así como revierte en gran interés que la nueva pueda realizarse un vacío sanitario cuando se realiza.

 

 

 

 

 

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