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Herramientas para el control de la coccidiosis aviar

Por Alberto Giner
Zoetis

Se estima que la coccidiosis cuesta más de 2.400 millones de euros anuales a la industria avícola mundial. De estas pérdidas algunos estudios estiman que casi un 70% de estas son debidas a la coccidiosis subclínica.

Es un desafío que nunca desaparece y que sigue causando pérdidas significativas tanto en tasa de crecimiento como en índice de conversión. Por ello es responsabilidad de la industria el utilizar las herramientas disponibles de la forma más racional: anticoccidiósicos ionóforos, químicos y vacunas.

Teniendo en cuenta que los anticoccidiósicos y las vacunas son las principales herramientas de control, no debemos olvidar que precisan de otros aspectos para asegurar su eficacia con prácticas enfocadas a mejorar la salud intestinal, crucial para el control de la coccidiosis y para el óptimo rendimiento de las herramientas de control.

La coccidiosis, incluyendo la forma subclínica, reduce la eficiencia digestiva y la absorción

Si tomamos la dieta por ejemplo, una nutrición saludable es clave para muchas funciones fisiológicas, pero ciertas dietas pueden afectar negativamente la microflora del intestino, permitiendo a la coccidiosis incidir más fuertemente. Así debemos considerar claramente la interacción entre ciertos factores nutricionales y el impacto que la coccidiosis y los problemas asociados tienen sobre los lotes.

Cuando ésta ocurre en aves que ya presentan un desorden intestinal inducido por la dieta (especialmente pollos de engorde de crecimiento rápido), predispone a las aves a infección por Clostridium perfringens y a enteritis necrótica.

Aves alimentadas con dietas completamente de origen vegetal, particularmente aquellas que utilizan a la harina de soja como la principal fuente de proteína, tienen más probabilidad de presentar desórdenes digestivos comparados con aves que reciben dietas mixtas con proteínas de origen vegetal y animal.

Este impacto adverso de las dietas vegetales puede ser contrarrestado por la adición de enzimas. Otras opciones para disminuir la probabilidad de desórdenes digestivos es la de incluir aditivos en el pienso que mejoren la microflora, tales como los prebióticos y probióticos.

El pienso debe ser digestible para una buena salud intestinal. Si utilizamos soja (especialmente en dietas vegetales), es de crucial importancia asegurarse que la harina no haya sido tostada en exceso o muy poco. Mientras mayor sea el porcentaje de soja en la dieta, más importancia tiene esto.

Dietas basadas en cereales de granos de textura grosera como trigo o cebada pueden ser poco digestibles y generar mayor viscosidad ralentizando el tránsito digestivo y puede favorecer el desequilibrio por crecimiento del C. perfringens, resultando en enteritis necrótica.

Este efecto adverso puede ser contrarrestado con la adición de enzimas. De hecho la adición de enzimas en estos casos es esencial. En el caso del trigo, la xilanasa debe estar presente y para dietas basadas en cebada se necesitan β-glucanasas.

Otro aspecto de un buen manejo es la humedad adecuada de la cama. Esto es vital para un buen manejo de la coccidiosis. Los coccidios necesitan humedad para esporular y reproducirse. Si la cama está demasiado húmeda, se acelerará la esporulación y esto generará un mayor desafío de coccidiosis. Variables que pueden afectar la humedad de la cama son la densidad de crianza en las naves en relación con el tipo y peso de las aves a producir, así como el manejo y mantenimiento de los bebederos y de la ventilación

¿Qué es la coccidiosis aviar?

La coccidiosis aviar es una enfermedad parasitaria causada por protozoos pertenecientes al género Eimeria. Se produce por la ingestión de ooquistes esporulados de distintas especies de Eimeria, que se caracterizan por ser patógenas para especies aviares específicas.

Esta especificidad de hospedador es una característica importante ya que cada especie aviar sufre la infección por determinadas especies de Eimeria. Además cada Eimeria presenta también una especificidad en la presentación de las lesiones, debido a que afectan determinadas zonas del intestino.

Esta especificidad de localización, junto a las características de las lesiones, permite que el clínico de campo pueda realizar un diagnóstico rápido a nivel de granja. Las especies más importantes involucradas en la producción de pollos de engorde son la E.acervulina (lesiones blanquecinas en la porción proximal del intestino), E. maxima (lesiones de puntos rojizos en la porción media del intestino), E. tenella (sangre en el ciego y en las deyecciones cecales), y las especies E. mitis y E. praecox, que no producen lesiones típicas pero tienen un siginificativo impacto en el rendimiento.

En aves de más edad como las gallinas ponedoras comerciales y reproductoras, existen otras dos especies importantes adicionales como E. necatrix y E. brunetti (figura 1).

Figura 1. Afectación intestinal según el género de Eimeria.

Los coccidios necesitan invadir las células intestinales para replicarse. La siguiente generación de coccidios se libera destruyendo a la célula hospedadora.

Esta invasión de los coccidios genera una respuesta inmune, la cual conlleva un costo en nutrientes que estamos desviando de su objetivo de convertirse en carne, que es la meta final de la producción de pollos de engorde.

Cuando solo unos pocos parásitos infectan al ave, el daño causado no genera enfermedad clínica, sin embargo cualquier destrucción de células intestinales conllevará a una pérdida de energía y proteínas, y reducirá el poder de absorción de nutrientes causando un mayor índice de conversión alimenticia y una pérdida para el productor.

Es importante entender que cualquier nivel de coccidiosis causa una disminución en el rendimiento, aunque a veces es difícil de cuantificar.

SI SE PRODUCE UNA INFECCIÓN MASIVA, LA DESTRUCCIÓN DE CÉLULAS INTESTINALES PRODUCIRÁ LESIONES SEVERAS, DIARREA Y CON CIERTAS ESPECIES, INCLUSO LA MUERTE DE LAS AVES

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