¡Esto no se disuelve!
¡Cuando le añado el medicamento cambia de color o vaya pestazo que se genera!
¡La bomba no dispara bien!
¡el agua no llega al final!
Estos y muchos más son comentarios relativamente frecuentes en nuestras visitas a las explotaciones y, sobretodo, en llamadas de urgencia por teléfono y que difícil es de solucionar o acertar si no se está “in situ” para ver que ha ocurrido. Habitualmente se debe a que no se han tomado las medidas necesarias para que la solubilidad sea óptima o se han seguido los procedimientos habituales, ya sea por prisas o otros motivos. Sin embargo, no podemos culpabilizar en el manejo de forma arbitraria, pues frecuentemente influyen otras causas que distorsionan el comportamiento habitual de un antibiótico al intentar disolverlo en agua.
¿Cómo actuar?
Si el problema lo tenemos en que el producto no se disuelve correctamente en el agua:
- Hay que vigilar pues generalmente sólo se observa nítidamente cuando nos ocurre en la solución madre, pasando desapercibido en primera instancia cuando lo es en el depósito, tuberías o bebederos.
- Primero y antes de nada asegurarnos que estamos utilizando productos solubles en agua. No será la primera vez que estamos intentando solubilizar productos no solubles, como podría ser por ejemplo un error en la comercial veterinaria que nos han vendido un producto para pienso en lugar de para agua. También se pueden observar casos de aplicar soluciones inyectables en agua de bebida, que son mucho más inestables y en consecuencia de mayor riesgo. En estos casos sólo hay que volver a comprar el producto adecuado.
- No cumplir el protocolo de trabajo. Es muy importante seguir siempre la pauta protocolizada de trabajo: temperatura del agua, añadir disolventes, orden de los antibióticos a añadir, agitar en cada incorporación.
- Utilizar un solubilizante inadecuado para la molécula utilizada o en caso de mezcla de antibióticos que el solubilizante sea eficaz para uno y al contrario para el otro (por ejemplo añadir acidificantes en gran cantidad y utilizar quinolonas o sulfamidas)
- Características del agua de la explotación por utilizar agua demasiado dura o con elevado contenido de sales o hierro por ejemplo.
- Combinación de medicamentos incompatibles. Generalmente el veterinario ya receta conociendo esta posibilidad, pero siempre es conveniente consultar si ocurre.
- Instalaciones deficitarias, con formación habitual de depósitos en tuberías o biofilm.
El tratamiento no es eficaz y no observamos la mejora esperada:
- Observar que no existan pérdidas de agua en los bebederos o tuberías que incidan en el consumo de agua por los animales.
- Hay que controlar que el agua se haya consumido y no hubieran rechazo de consumo.
- Si trabajamos con bomba dosificadora comprobar que realmente coinciden el consumo de agua con el consumo de solución madre teórico.
- Comprobar que la dosis utilizada es la correcta y no se ha infradosificado o que la concentración del producto medicamentoso es la correcta.
Es muy importatne verificar previamente el funcionamiento del aparto dosificador.Es necesario purgar previamente la bomba y asegurarse que no hayan burbujas en los conductos así como que las válvulas de antiretorno funcionan correctamente. Estas causas junto con filtros obstruidos o muy sucios, juntas gastadas, caudalímetros ineficaces y caudales excesivos de agua son las causas más frecuentes de errores, algunos de ellos totalmente externos a la explotación por un mal diseño. Por ello es imprescindible que las instalaciones las realize un experto que conozca por experiencia cuales son los consumos de una explotación.