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La colibacilosis del gazapo lactante

Normalmente entendemos por colibacilosis las enteritis debidas a colibacilos pertenecientes a serotipos reconocidos como patógenos en los gazapos, en este caso que afectan a gazapos durante el primer periodo de lactancia.

La colibacilosis es una patología frecuente en cunicultura y junto a las enterocolitis, clostridiosis y coccidiosis conforman practicamente el 95% de las patologías digestivas en cunicultura. En el periodo de lactancia hasta los 25 días de vida son las colibacilosis la patología predominante, encontrándose en ocasiones rotavirus acompañando el proceso.

Una de las características de las colibacilosis de lactantes, sobretodo cuando afectan a gazapos entre 3 y 12 días de vida, es la rápida difusión del proceso en la granja que se puede observar cómo se difunde a  través de los días con nuevos casos alrededor del núcleo inicial de nidales afectados.

Artículo patrocinado por INVESA

Este proceso puede alcanzar niveles dramáticos de mortalidad, pero a menudo se implanta de forma crónica apareciendo sistemáticamente en cada parto cual una espada de Damocles en la granja. Esta cronificación del proceso es a menudo estacional reapareciendo en situaciones de temperatura extremas como son los veranos o inviernos habiendo pasado épocas en que prácticamente estaban desaparecidos.

La instauración de la cronificación se asienta en las reproductoras primíparas y en menor grado hasta las conejas reproductoras de hasta el tercer parto, disminuyendo su incidencia a partir de él no siendo hasta el 8º parto donde vuelve a aparecer en reproductoras que ya están en fases finales productivas.

Los serotipos patógenos de colibacilosis son propios de cada especie y no son transmisibles entre especies diferentes, siendo el contagio por contacto entre un animal sano y uno portador. El animal portados de la cepa patógena excreta el colibacilo por las heces contaminando el material que está en contacto, como son las jaulas, nidales, material del nido, etc.

El cunicultor que manipula los nidales se contamina durante la rutina diaria y es uno de los vehiculadores más importantes del proceso en la instalación.

Los depredadores, perros, gatos y demás oportunistas como roedores comensales, que no desechan nunca un gazapito muerto son otro vehículo de contagio y sobretodo de reservorio en la instalación.  Además está perfectamente estudiado que los colibacilos como E.coli  pueden permanecer infectivos durante muchas semanas en el estiércol.

Cuando se procede a retirar el estiércol de debajo de las jaulas es otro momento crítico que se acompaña de una distribución generalizada de las bacterias. Por ese motivo siempre es recomendable en los vacíos sanitarios primero proceder a extraer el estiércol y después proceder a limpiar las jaulas y equipamientos, pasando posteriormente a la desinfección de la instalación. Este orden es básico de cumplimiento, ya que al limpiar es habitual hacerlo con agua a presión que al incidir esta agua a presión en el estiércol levanta y pulveriza por la instalación restos orgánicos procedentes de la basura de debajo de las jaulas, expandiendo las bacterias por el interior de la nave y obligando luego a que los desinfectantes tengan un mayor trabajo a realizar.

E. coli se encuentra localizado en el tubo digestivo principalmente y se puede encontrar de forma masiva en todas las superficies de los equipos de la instalación, como son las varillas de las jaulas, comederos, nidales, paredes de las jaulas, bebederos y pueden con gran facilidad introducirse en las tuberías a partir de los bebederos sin problemas.

 

La sintomatología del proceso es muy característica, apareciendo los famosos gazapos rallados o “cebras” en los nidales en las primeras fases de vida y cuando empiezan a desarrollar el pelo la diarrea se circunscribe a la zona perianal. Esta es amarillenta debido a que lógicamente sólo ingieren leche. Cuando el proceso afecta a gazapos de más edad, alrededor de los 30 días de vida, esta se aprecia más marronosa y incluso empieza a hacerse negruzca. No tiene ningún sentido práctico del proceso, únicamente nos indica el tipo de ingesta que predomina en los animales, oscureciéndose a medida que ingieren más porcentaje de pienso y menos de leche materna.

Los animales afectados se enfrían, generalmente aparecen en los laterales de los nidales aislados y mueren rápidamente. Las medicaciones generales no son especialmente eficaces ya que necesitamos que el antibiótico pase por la leche de la madre y alcance el gazapo, una auténtica proeza para antibióticos de digestivo.

 

La prevención, de vital importancia 

Por ese motivo la prevención tiene una importancia muy elevada en el control del proceso que de otra forma se extiende por la instalación con mayor o menor velocidad y afectación:

  1. Señalar las reproductoras que han padecido el proceso sus gazapos y agruparlas en los partos siguientes separándolas o identificándolas de forma inequívoca.
  2. Preparación a conciencia de las futuras reproductoras. Individualizándolas desde las 11 semanas y controlando la ración diaria, bien administrando pienso específico de reposición o controlando la ración diaria.
  3. Identificando los grupos de riesgo, como son las camadas de reproductoras de los dos primeros partos y las viejas agrupándolas para su mejor control pero claramente apartadas de las del primer grupo (reproductoras que han tenido algún caso en su historia) para evitar contagio en animales susceptibles.
  4. Manteniendo un equilibrio en la entrada de reproductoras jóvenes. Un exceso de animales jóvenes o viejos implica un mayor riesgo para el proceso.
  5. Aplicando polvos antisépticos sobre los gazapos directamente al nacer y repetir a los 6-7 días de vida. Estos polvos antisépticos ayudan a crear un ambiente no propicio para el desarrollo de las bacterias.
  6. Administración de antibióticos en los animales de riesgo desde el parto, ya sea mediante depósito de agua o directamente al bebedero con enrofloxacina o otro antibiótico que pueda alcanzar a los gazapos lactantes y tenga actividad directa en el contenido digestivo de la reproductora para evitar el contagio.
  7. Cuando hay historial de cronoficación de un proceso colibacilar, se recomienda la aplicación mediante pulverización directa de enroflaxacina por encima de los gazapos para detener el contagio. No es recomendable en instalaciones frías.

 

 

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