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La nutrición de las gallinas reproductoras pesadas y su relación con la progenie

Por José Ignacio Barragán, Consultor independiente en Nutrición y expresidente de AECA

Ponencia presentada en la Jornada Técnica Internacional de Reproducción e Incubación aviNews y patrocinada por Novus

Las reproductoras pesadas son, en el conjunto de la integración de pollos, uno de los elementos más determinantes de la misma, por su impacto sobre el rendimiento global de esta.

Por ello, hay una gran cantidad de trabajos relacionados con el manejo, la alimentación o la patología de estas aves, así como su impacto sobre sus valores productivos, de modo que podemos tratar de modular la respuesta productiva de las reproductoras con medidas de varios géneros.

Sin embargo, no hay tanta información referida al impacto que la alimentación de las gallinas tiene sobre ciertos parámetros de calidad o productividad de su progenie, a pesar de que, en términos de coste, el impacto de los resultados técnicos de los pollos es mayor.

A título de ejemplo, y sobre un coste imaginario de 20 cents de euro por huevo, conseguir un punto extra de producción en las gallinas representa una reducción del coste de 0,2 cents por huevo, con un impacto teórico sobre el coste de un kilo de peso vivo al final del engorde de 0,05 cents.

El impacto de incrementar en un 1% los pollos nacidos es algo mayor, sobre un coste imaginario de 33 cents por pollito nacido, estaríamos hablando de 0,33 cents por pollito o, lo que es lo mismo 0,1 cent de euro por kilo de pollo terminado.

En términos comparativos, sería el equivalente a incrementar unos 40 gr el peso medio de los pollos, a igual conversión, o reducir el IC en unos 20 gramos de alimento por kilo. Para la comparación con el incremento de la producción de huevo incubable, hablaríamos de la mitad aproximadamente. Así pues, siendo importante el impacto de la nutrición de las gallinas sobre su propia productividad, no lo es menos en términos de su posible efecto sobre la progenie.

En un trabajo desarrollado en Holanda recientemente (Yassin y Velthuis; 2009) se evaluó la relación de varios factores con la mortalidad de los pollitos a lo largo de la primera semana, por considerarse que existe una relación sólida entre este valor y la mortalidad final de lote. Se valoraron las posibles conexiones de la mortalidad inicial con factores como incubadora de origen de los lotes de pollitos, lotes de reproductoras, granjas de pollos, edad de las gallinas, duración del almacenaje de los huevos y fábricas de producción de alimentos de las gallinas o de los pollitos, a lo largo de dos años completos.

Además de otros varios efectos muy interesantes, en este trabajo se comprobó que existía una relación estadísticamente significativa entre la mortalidad inicial de los pollitos y las diferentes fábricas de alimento de las reproductoras, siendo esta diferencia estable y consistente a lo largo del tiempo. Esto puede demostrar el efecto que la alimentación de las gallinas tendría sobre, al menos, la viabilidad inicial de los pollitos.

A continuación se indican algunos elementos que pueden relacionar la alimentación de las reproductoras con la viabilidad y productividad de los pollos de carne.

Desarrollo embrionario en relación a los nutrientes disponibles.

Como no puede ser de otra manera, el embrión de las aves obtiene todos los nutrientes precisos para su desarrollo de los componentes del huevo. En este aspecto se diferencia de los mamíferos, donde el contacto íntimo entre el embrión y la madre permite cierto grado de adaptabilidad a condiciones cambiantes.

En las aves, los nutrientes disponibles son los que se encuentran en el huevo en el momento de la postura, y no pueden ser modificados a lo largo del proceso.

Por tanto, la fuente de nutrición del embrión en desarrollo es el huevo en su conjunto, o mejor sus componentes, básicamente yema y albumen (aunque también la cáscara tiene su función). El albumen, que representa del 65 al 75%  del total del huevo, tiene en su composición un 12% aproximado de proteína y un 88% de agua, y es empleado completamente por el embrión a lo largo del desarrollo en la incubadora, siendo bastante estable en su composición.

La yema presenta un 50% de agua; un 33% de grasa; un 15% de proteína y algo menos de un 1% de carbohidratos y su composición está muy condicionada por factores como estirpe, peso del huevo, edad de las gallinas o nutrición de las mismas. Otro elemento de diferenciación es que no es completamente empleado a lo largo de la incubación, quedando una parte residual en el pollito para los primeros días de vida del mismo (representa entre el 15 al 20% de su peso al nacimiento)

Los nutrientes pasan desde la yema al embrión a través de la membrana y de su sistema vascular. Aunque está bastante clara la absorción a través de la misma de la grasa de la yema, el mecanismo de absorción de otros nutrientes (incluida proteína, hidratos de carbono o minerales) no está tan claro. Esta absorción de nutrientes a través de la membrana y por endocitosis directamente a la sangre del pollito se complementa con posterioridad con la absorción directa de la yema en el intestino. Para facilitar la absorción, las células de la membrana actúan de forma similar a los enterocitos, con estructuras similares a las vellosidades, y un sistema enzimático parecido.

Los nutrientes presentes en el huevo se deben emplear para el desarrollo del embrión y de las estructuras anejas y como fuente de energía. A falta de hidratos de carbono, cuya presencia es testimonial, se considera que la energía precisa para el desarrollo se obtiene de la proteína en la primera fase de la incubación y de los ácidos grasos de la yema después (fundamentalmente en la última semana de la misma).

Tabla 1.- Evolución de los componentes de la yema en gramos a lo largo de la incubación

El consumo de grasa de la yema se relaciona con las necesidades de los propios pollitos y es regulada por estos con bastante eficacia, en función de su cercanía a la eclosión. Embriones procedentes de huevos de gallinas de dos edades diferentes, y por tanto con cantidades de grasa en la yema diferente, presentan perfiles de empleo de grasa de la yema también diferentes a lo largo del tiempo de incubación, de modo que la captación de grasa desde la yema es menor en los primeros días de la incubación, pero se iguala al final (Yadgary y al. 2010)

Tabla 2.- Absorción de grasa desde la yema (en %) en embriones procedentes de gallinas de diferentes edades

 En los días finales de la incubación, y en el momento de la eclosión, las necesidades de energía son tan elevadas que no pueden ser cubiertas completamente por la oxidación de los ácidos grasos. En este momento, una parte significativa de la energía se obtiene del catabolismo anaerobio de la glucosa, a partir de las reservas de glucógeno de hígado, músculo  y riñón de los embriones, o de gluconeogénesis a partir de otros sustratos. Se encuentra también una elevada cantidad de glucógeno en la membrana de la yema, sobre todo en los últimos días de la incubación (incluso en mayor cantidad que en el hígado del embrión).

En cuanto a los minerales necesarios para el desarrollo, estos se encuentran en los tres componentes principales del huevo (albumen, yema y cáscara). En el albumen se encuentra la mayor parte del Na y del K, y en la yema de P, Zn, Cu, Mn y Fe. Lamentablemente, la cantidad de estos minerales en los diferentes componentes del huevo es relativamente estable, y depende relativamente poco de los niveles de los mismos en las dietas de las gallinas.

La mayor parte de P, Fe, Zn , Cu y Mn son consumidas por el embrión en los 17 primeros días de la incubación, lo que puede dejar un valor relativamente bajo de reservas para los 3-4 últimos días de esta. Esta relativa reducción en el nivel de los minerales podría justificar por sí misma el empleo de sistemas de alimentación in ovo (Uni et al; 2012). Como alternativa, el empleo de minerales de mayor disponibilidad, en forma de minerales orgánicos

El nivel del Ca en la yema se mantiene sin embargo estable a lo largo de la incubación, como consecuencia  del empleo parcial del calcio de la cáscara. Esta es una importante fuente de suministro no sólo de Ca, también de S y Mg.

Tabla 3.-Niveles de Ca y Zn (en mg) en la yema del huevo a diferentes días de incubación.

En relación con las diferentes fases del desarrollo, podemos indicar que en los primeros estadíos de su desarrollo el embrión emplea los nutrientes disponibles de la yema y el albumen a través de un sistema vascular rudimentario, que no permite aún un acceso elevado al oxígeno.

Esto hace que la principal fuente de energía en este momento sea la glucosa disponible, que es más bien escasa, o la proteína, hasta que el desarrollo vascular permite un intercambio mayor de CO2 y O2 y el empleo de los ácidos grasos como fuente de energía, así como el resto de nutrientes de albumen y yema. En fases posteriores del desarrollo del embrión las necesidades de ciertas vitaminas, como ácido pantoténico o riboflavina son limitantes para el crecimiento o la viabilidad de los embriones.

Al final del desarrollo embrionario, el resto del albumen entra en contacto con el saco amniótico, produciéndose una especie de mezcla de ambos, que, como consecuencia de la presión ejercida por un embrión en constante desarrollo, facilita el consumo oral de esta papilla, que ingresa de este modo directamente en el intestino comenzando ciertos procesos de digestión y estimulando el uso del saco vitelino.

Por otra parte, la absorción de proteínas facilita la producción de glucógeno a partir de la proteína, que se almacena en hígado y músculo para facilitar la eclosión. Algunas como ovomucina que también son ricas en hidratos de carbono permiten que se produzca la gluconeogénesis a partir de estos mientras los aminoácidos están disponibles para el metabolismo proteico.

Una fuente adicional de calcio, como se ha visto anteriormente, procede de la propia cáscara del huevo a partir de la disolución de las papilas mamilares por el efecto conjunto de los niveles de CO2 y de la acción de la anhidrasa carbónica, quedando el Calcio disponible para ser conducido a través del vitelo por la sangre, en combinación con las esferas de lipoproteínas de alta densidad, hasta los huesos facilitando su calcificación.

Este refuerzo de la calcificación de los huesos es fundamental para permitir un correcto desarrollo post incubación, un buen nacimiento y una buena capacidad de movimiento inicial de pollito.

 

En relación con todo lo anterior, las necesidades de nutrientes que el embrión precisa para su desarrollo, en las diferentes fases, deben ser proporcionadas, sin capacidad de corrección, por los propios nutrientes presentes en el huevo. Es por ello que diferentes trabajos han profundizado en la importancia de los  mismos para un correcto desarrollo y viabilidad del embrión. Se analizan a continuación algunos trabajos que han profundizado en la importancia de la alimentación materna en el desarrollo y calidad posterior de los pollos de carne.

 

Niveles de Energía y Proteína de la dieta de las reproductoras.

Algunos trabajos más antiguos no terminan de aclarar si existe o no relación entre los niveles de proteína y energía de la dieta de las reproductoras y la pervivencia de los embriones. Pearson  sí encuentran un incremento de la mortalidad embrionaria en dietas de baja energía y alta proteína , mientras que otros autores no ven esa evidencia (Lopez y Lesson).

Sin embargo, dietas con alta PB pueden incrementar las necesidades de vitaminas como B12 y piridoxina, mientras que determinados aminoácidos en exceso (fenilalanina) parecen incrementar la mortalidad embrionaria. Parece que dietas de baja energía no tienen efecto sobre la mortalidad embrionaria, pero pueden afectar el metabolismo embrionario (Enting; 2007), la velocidad de crecimiento (Enting y al; 2007) o la terneza en carne de pollos de crecimiento lento (Xu y al; 2010)

En un trabajo del año 2012 realizado en China (Zhu y Jiang) con pollos de una estirpe local de crecimiento lento se compararon los resultados de pollos procedentes de gallinas que habían recibido dietas con tres niveles de EM y tres de PB. El nivel de EM y PB determinó los valores de peso de huevo y de porcentaje de PB y de GB del huevo.

Los niveles de EM y de PB afectaron el peso de los pollitos de un día, y el de EM el de los pollitos de 21 días. El resto de los pesos a 42 y 63 días no mostraron diferencias en relación a la dieta de las gallinas, si bien numéricamente las dietas de más PB produjeron pollos más pesados. El IC no se vio afectado por el tratamiento de las gallinas en ninguna de las observaciones.

En cuanto a características de calidad de los pollos, sólo el rendimiento de canal resultó afectado estadísticamente por el nivel de PB de las gallinas, con valores más altos en las dietas de menor proteína. No se apreciaron diferencias en rendimientos de despiece o valor de grasa abdominal.  Tampoco se apreciaron diferencias en los valores de pH o de color de la canal.

En relación con la nutrición durante la recría para tratar de optimizar los resultados de los pollitos procedentes de animales jóvenes, Moraes (2014) ha realizado recientemente un trabajo en el que compara los resultados de porcentaje de pechuga y grasa abdominal de pollitos procedentes de reproductoras jóvenes (huevos de 28 semanas) alimentadas con dos niveles de EM y de PB en la recría y dos niveles de EM en la puesta. El porcentaje de pechuga fue inferior en los pollos procedentes de gallinas que consumieron la dieta Alta E en Recría/Baja E en Puesta en relación a los procedentes de las gallinas de AER/AEP o a la de los de las gallinas con VER o a las demás combinaciones.

El valor de IC de los pollitos procedentes de gallinas con los diferentes tratamientos fue igual, no siendo afectado por los mismos, así como la dinámica de deposición de músculo en la pechuga. Sin embargo, el porcentaje de grasa abdominal fue mayor en los pollitos procedentes de gallinas con AER en relación con los de VER, lo que indica que el engrasamiento de las gallinas (mayor en el AER) afecta a la descendencia en el mismo sentido. Este no se vio afectado por el nivel de energía en la producción.

 

Vitaminas:

Aunque los niveles de vitaminas en general han sido extensamente analizados en varios trabajos, siguen existiendo ciertas discrepancias en cuanto a los valores óptimos de las mismas en las dietas de reproductoras, y en relación con el efecto de los niveles de vitaminas en la pervivencia y crecimiento de los pollitos.

A pesar de que un incremento de los niveles empleados en la dieta incrementan la concentración de las mismas en el huevo (Mattila et al; 2004), no siempre esto presenta un impacto positivo sobre el pollito al nacimiento. Parece que en el caso de reproductores jóvenes el efecto de un incremento de los niveles de vitaminas es más alto.

Leeson et al, en 1979, indicaron que la mortalidad en el periodo entre 8 y 14 días es un buen indicador de deficiencias nutricionales de las reproductoras, ya que suele ser muy baja en este periodo.

Se añade un pequeño resumen de las principales acciones de las vitaminas en relación al desarrollo del embrión y su pervivencia:

 

El efecto de la vitamina E en el desarrollo embrionario y del posterior del pollito se relaciona con la gran cantidad de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) presentes en la fracción lipídica de los tejidos. Para protegerlos de la oxidación se precisa de la presencia de antioxidantes naturales (vitamina E; carotenoides; Glutatión; Ácido ascóbico), enzimas (Dismutasa; Glutatión Peroxidasa; Catalasa) y cofactores (Se; Zn; Mn y Fe). De todos ellos, la vit E, los carotenoides y los minerales pueden ser incluidos en el huevo a través de la dieta de las gallinas.

Las características de la composición de ácidos grasos son diferentes en los diferentes tejidos, así como la presencia de diferentes sustancias antioxidantes, siendo el cerebro el órgano más peligroso para la oxidación celular por ser el más rico en DHA (ácido docohexanoico) de gran saturación y presentar valores bajos de vitamina E y carotenoides, así como de Se.

La suplementación de las dietas con altos niveles de las sustancias antioxidantes incrementan la presencia de las mismas en los embriones, y también en los primeros días de la vida de los pollitos, ya que si bien los niveles de vitamina E y carotenoides se reducen rápidamente en los primeros días de vida, los niveles de Glutation peroxidasa se incrementan también en una gran proporción, compensando esta reducción. Evidentemente, a mayores reservas de vitamina E en los tejidos del pollito, más actividad antioxidante tendremos en los estadíos iniciales del desarrollo.

La suplementación con altas dosis de vitamina E puede ser sustituida por dietas con carotenoides o con otras sustancias naturales de elevada acción antioxidante, si bien se debe mantener una concentración mínima de vitamina E para garantizar el resto de sus acciones metabólicas.

Las recomendaciones de niveles de vitaminas difieren entre diferentes fuentes. Se incluye a continuación una reseña de los valores sugeridos por dos estirpes diferentes de reproductoras pesadas, donde se pueden apreciar diferencias interesantes de suplementación recomendada.

Tabla 3.- Niveles de vitaminas recomendados para las estirpes diferentes de reproductoras pesadas

Sobre la base de las recomendaciones actualizadas de las estirpes se pueden replantear los valores de suplementación de vitaminas empleados en la actualidad, sobre todo en relación a Vitamina E; K; B1 y Nicotínico.

En el caso de las suplementaciones con vitaminas hay que tener en cuenta el efecto destructivo que sobre las mismas tienen diferentes factores (Guía de nutrición de reproductores de Hubbard) :

Tabla 4.- Factores con efectos destructivos sobre las vitaminas. Guía de nutrición de reproductores de Hubbard

 

Minerales:

En general, se considera que la adición de microminerales en las dietas de reproductoras pesadas mejora la presencia de los mismos en el huevo, y como consecuencia en el embrión, siendo capaces de transferirse al pollito después de la eclosión y ejerciendo cierto efecto sobre la viabilidad y el desarrollo de los pollos en el engorde.

Hay que tener en cuenta que los minerales actúan como cofactores en la actividad de numerosas enzimas, y que tienen una labor muy importante, por ejemplo, en el desarrollo óseo o en el establecimiento de la inmunidad.

Los mayores desarrollos en cuanto al estudio de las necesidades de minerales se refieren a Mn, Cu y Zn por un lado y a Se por otro. Un pequeño resumen de las funciones específicas de cada uno se muestra a continuación (Guía Hubbard):

 Tabla 5.- Resumen de funciones específicas de distintos minerales.

Si bien parece que incrementar significativamente los niveles de minerales no parece tener un efecto evidente en el incremento de los mismos en el huevo, el empleo de minerales orgánicos en las dietas de las reproductoras en lugar de las fuentes inorgánicas generalmente empleadas si parece tener un efecto de mejora de los parámetros analizados. También la aportación in ovo a la transferencia de minerales incrementa su disponibilidad por el embrión al final del desarrollo y el efecto de los mismos en el pollito.

Los valores generalmente admitidos de suplementación de minerales son:

Tabla 6.– Valores generalmente admitidos de suplementación  de minerales

Se ha podido comprobar un efecto de la suplementación de Se en forma de minerales orgánicos en las dietas de las reproductoras en el nivel de Se en los tejidos de pollos de 56 días de vida, así como un incremento de la glutatión peroxidasa en el músculo e hígado de estos pollos y una mejora en la exhudación de la carne a 48 horas de almacenamiento, si bien no se observó una mejora en el color de la carne. (Zhang y otros; 2014)

Hay también en la actualidad algunas controversias sobre los valores óptimos de Calcio y Fósforo en las dietas de las reproductoras en relación con la osificación de los pollitos al nacimiento, si bien serán precisas algunas investigaciones más para poder confirmar si es necesario hacer alguna modificación de las recomendaciones actuales.

 Resumen

Como resumen, si bien es evidente que las modificaciones nutricionales en las dietas de las reproductoras afectan directamente la productividad de las mismas, así como en gran medida el desarrollo embrionario en el huevo, serán necesarias más investigaciones para asegurar que podemos encontrar efectos evidentes sobre la calidad del pollo al final del ciclo de engorde.

Sin embargo, sí parecen existir evidencias suficientes en el sentido que la nutrición de las reproductoras se relaciona de forma clara con la viabilidad de los pollitos en las primeras fases del desarrollo postembrionario, con su capacidad de establecer un buen sistema inmunitario, con su osificación y con el desarrollo corporal en las primeras semanas de vida, así como con la protección contra la oxidación de los tejidos del pollo en desarrollo.

Debemos reconsiderar nuestras recomendaciones de nutrientes en las reproductoras a la luz de estas últimas investigaciones, para optimizar el desarrollo de los pollos en la fase de engorde.

 

(La bibliografía del presente trabajo será remitida a aquellos que la soliciten)

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