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Inseminación: ¿Ya aplicamos las normas básicas de bioseguridad?

Normalmente hablamos de bioseguridad en las granjas y nos referimos a ratas, ratones, insectos, camión de matadero, camión de recogida de cadáveres, visitas o cualquier tema que venga a colación.La entrada de animales es otra de las cuestiones que se plantean cuando salta la temática de bioseguridad en las explotaciones cunícolas, pero casi nadie cuenta con un local preparado para tal eventualidad.

Y así nos podemos encontrar con que una de las vías de entrada de material vivo del exterior como es el semen para inseminación no ponemos ninguna medida preventiva de control de forma rutinaria.

“Minimizar la exposición a agentes infecciosos y maximizar la resistencia de los animales” es en teoría una de las máximas practicas de la bioseguridad. Por lo tanto la aplicación exitosa de las normas de trabajo, requiere identificar todas las posibles vías de transmisión de enfermedades y no obviar ninguna. Si, la primera en nuestro caso es realizar la compra de semen en centros de inseminación que cumplan con los programas de control de enfermedades (programa sanitario específico para machos y extenso) y con las analíticas necesarias para controlar la aparición de brotes en el centro propiamente dicho de inseminación.

Aún así los programas de detección son eficaces en los centros de inseminación pero pueden tener huecos, como ha ocurrido en Holanda donde la Peste Porcina Clásica se ha extendido entre las granjas de cerdas reproductoras a través del semen, cuando era reconocido por todos los implicados que no era posible y por tanto el daño ha sido importante.

 

En la inseminación hemos de aplicar los mismos principios de bioseguridad que en cualquier otro procedimiento en el que entren animales o visitas del exterior.

Los vehículos de los inseminadores no deben acceder al interior de la valla perimetral, del mismo modo que veterinarios, comerciales o cualquier otra visita.

Tenemos que  suministrar nosotros la ropa de trabajo a los aplicadores. Si, efectivamente acostumbran a ponerse batas o monos de un solo uso, pero si los tenemos nosotros en nuestra instalación mejor. Hay que tener en cuenta que la obligación de disponer de ropa para las visitas es obligación de la instalación, aunque habitualmente sea el visitante quien disponga de ella. Un vehículo que visita cada día un sinfín de instalaciones es un riesgo y con ello la ropa que lleva consigo. Es recomendable disponer de monos fáciles de usar y lavar posteriormente así como calzado cómodo para las visitas y, entre ellas, el inseminador.

Tener material propio de trabajo. Es absolutamente incomprensible para un veterinario que una granja prefiera que se utilice jeringuillas automáticas que lleve consigo el aplicador de granja en granja que no invertir poco más de 30 euros (las hay más económicas pero tampoco hay que apurar tanto) y tenerla propia.

Y puestos a hacer no deberíamos desdeñar el manejo en cerdos por ejemplo, donde las granjas más profesionales tienen sin ningún problema una jeringa dosificadora para cada nave y así evitar que pueda haber transmisión de enfermedades de una nave a otra. Si tiene importancia que cada nave tenga una, ¿no debería ser imprescindible que no fuera de instalación en instalación?.

El semen se debe manipular siempre con cuidado y no exponerlo al ambiente en la medida de lo posible. Es un material vivo, generalmente con algún antibiótico en el diluyente para evitar infecciones, pero hay que tener en cuenta que es enriquecido. ¿Cómo si no permanece el semen vivo y no pierde fortaleza?. Ese medio enriquecido que es el diluyente es tan apetitoso para los espermatozoides como para las bacterias y por tanto siempre que está abierto al exterior es una puerta de entrada para las bacterias.

No está de más limpiar y desinfectar la mesa o recipiente donde se trasladan los utensilios de inseminar. En muchos casos se utilizan nidales que ni tan sólo se han desinfectado como recipiente donde se ubican agujas nuevas, usadas, frasco de semen y jeringa. Todo en uno que puede ser muy práctico, pero que no responde a una prevención activa.

Limpiar y desinfectar carros, soportes, tubos o  demás equipos utilizados para inseminar. He visto muchos sistemas diferentes de sujeción, algunos muy originales y prácticos y otros menos, pero casi todos tienen en común que quedan apartados durante periodos de tiempo en un lugar que no moleste de la granja, casi siempre poco limpio, y ni se limpia o justo se sacan las telarañas cuando se vuelve a utilizar. Y por ella pasan todas las reproductoras un momento o otro….., osea que si hay una mamitis pues todas quedan bien restregadas por la bacteria y si hay coli pues más de lo mismo.

Hay una idea equivocada que circula mucho: en las cánulas monodosis hay menos riesgo. Es evidente que en los frascos multidosis el hecho de introducir una cánula nueva en el semen fresco tiene sus riesgos no lo es menos en las monodosis si estas están expuestas por encima de un recipiente y no se mantienen dentro de las bolsas isotérmicas. Al estar untadas con vaselina para favorecer su introducción también es fácil que se impregnen de bacterias si se encuentran expuestas.

En el caso de la enfermedad vírica hemorrágica se desconoce si se puede propagar por el semen pero en cambio en la mixomatosis si es conocido, por ello se recomienda comprar el semen en un centro donde la seguridad sea comprobada y no buscar precio en la compra de dosis de semen.

Ya tradicional pero sigue siendo un caballo de batalla importante, cambiar aguja para cada reproductora. Son numerosos los casos de transmisión a partir de una determinada coneja reproductora de una enfermedad tipo enfermedad vírica hemorrágica del conejo. Es el caso más descriptivo, pues a partir de la coneja 50 ó 70 ó la que fuera la portadora, se extiende la enfermedad.

En los casos menos evidentes como puedan ser estafilococias tenemos simplemente una vía de contaminación que no nos deja poder remontar el proceso infeccioso y inutiliza toda la prevención medicamentosa y higiénica que se lleve a cabo.

 Tampoco es una mala idea pensar que la ropa de trabajo habitual de la explotación lleva una carga bacteriana no menospreciable y que no estaría demás utilizar ropa limpia para realizar la inseminación, ya sea para aplicar o para sujetar.

A parte de los riesgos que se deben minimizar con el manejo y las medidas preventivas  sencillas teniendo en cuenta los apartados comentados anteriormente, hemos de considerar que nos estaremos moviendo por toda una sala manipulando animales continuamente. Por ello es conveniente instalar unas medidas higiénicas extras aprovechando este momento y actuando preventivamente para la difusión de enfermedades intra-explotación, es decir, dentro de la misma explotación.

La pulverización de insecticida al ambiente el día anterior así como en la fosa si es necesario nos evita que estemos inseminando con abundante presencia de insectos que pueden difundir bacterias al contactar con las cánulas o material utilizado. He llegado a observar cagadas de mosca en las cánulas en teoría estériles que aún no se habían utilizado, que lógicamente muy estériles ya no eran.

Del mismo modo la desinfección ambiental realizada el día anterior nos permite disminuir la presencia de bacterias ambientales y por tanto el riesgo de contagio en un momento que la manipulación de animales puede provocar una cierta inmunodepresión.

 

 

 

 

 

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