Con la aparición de la nueva variante de la RHVD el panorama vacunal se ha visto salpicado de numerosas dudas frente a las vacunas clásicas, tanto de su eficacia como de su aplicación.
Esta situación ha venido condicionada por la irregular respuesta inmunitaria que las vacunas clásicas han conferido frente a las cepas de la nueva variante aparecida en Francia, dando lugar a auténticas situaciones de caos en alguna granja cunícola al esperar una respuesta inmunitaria que no llega y cursando con una mortalidad elevada.
Actualmente ya disponemos en el mercado vacunas realizadas por el procedimiento de urgencia frente a la variante que según todos los indicios confieren una respuesta inmunitaria frente a la variante parecida a la que conocemos de las vacunas clásicas y que ahora denominamos virus clásico.
Debemos destacar que la inmunidad cruzada entre ambas cepas sigue siendo el generador de dudas a nivel de campo y que los laboratorios fabricantes no nos pueden aclarar demasiado, seguramente por el propio desconocimiento real a nivel de campo del funcionamiento de ellas.
Se recomienda la aplicación de ambas vacunas en los animales: Clásica y variante
Por ese motivo y hasta que su uso nos permita tener un conocimiento de primera mano a nivel de campo, se recomienda la aplicación de ambas vacunas en los animales con un programa que permita amplificar al máximo la protección real de ambas vacunas: clásica y variante.
Al no haber un cuerpo de doctrina claro hemos de basarnos en las indicaciones que los propios laboratorios nos proporcionan en sus indicaciones de uso y adaptarlas a las características de cada granja para obtener la máxima inmunidad con la máxima adaptación al manejo de la granja.
Las opciones son por tanto muy variables según el programa vacunal que siga la granja:
Vacunación continua:
Se vacuna por norma la reposición antes de entrar en producción de forma continua de tal manera que siempre entran las futuras reproductoras vacunadas.
En este programa y dependiendo del riesgo de la zona, se aconseja la aplicación de una dosis de vacuna clásica y otra de variante separadas alrededor de un mes entre ambas entre los 2 y 3 meses de vida., revacunando hacia los 45 meses de vida de ambas en dos aplicaciones (aún desconocemos el efecto real inmunitario de juntar ambas vacunas en una sola dosis en la propia granja).
Vacunar en sábana cada medio año
Vacunar en sábana cada medio año a todas las reproductoras de virus clásico y a los 1520 días con el virus variante (o al revés) y si el riesgo es mínimo cada medio año alternativamente cada una de ellas, recomendándose que las reproductoras entren vacunadas con al menos una dosis de cada vacuna en producción.
Vacunar en sábana cada cuatro meses
Vacunar en sábana cada cuatro meses alternativamente cada vacuna dando prioridad de uso a la cepa que esté con más presencia en la zona.
Además de estos posibles programas vacunales podemos encontrar y realizar muchos otros con una respuesta inmunitaria efectiva frente a las dos cepas víricas. Siempre es recomendable que el programa sanitario se valide con el veterinario habilitado de la granja para la mayor optimización.
De momento y hasta que tengamos nuevos datos que aporten consistencia no podemos sustituir la vacuna clásica por la variante en reproductoras o reposición ya que la inmunidad cruzada no parece ser suficiente para la correcta prevención de ella.