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Diagnosticando intoxicación por acaricida

Granja industrial de 1450 conejas reproductoras manejadas por un matrimonio. De la maternidad se encarga la mujer. Del engorde, reparto de pienso (automático), medicaciones, etc., se encarga el marido. Aparece de forma pulsátil mortalidad de reproductoras.

 

Se recibe un aviso un jueves tarde de la presencia de 18 conejas muertas en ese día. Se visita la granja el viernes por la mañana y no se encuentra ninguna coneja muerta. Revisando los partes se observa que el miércoles hubo 4 conejas muertas más. La descripción de los síntomas son muy confusos: no se observa ninguna causa de muerte. Alguna coneja se tambaleaba antes de morir y todas estaban perfectas el viernes que hubo partos.

Se sospecha de vírica variante ante la falta de más datos e información al respecto. Nueve meses atrás se habían vacunado, por lo que se recomienda volver a vacunar. No se encuentran más conejas muertas por encima de lo normal en los días siguientes.

A las tres semanas se vuelve a recibir aviso un jueves por la tarde tarde de 44 conejas muertas en el día y 12 del día anterior. Se vuelve a visitar el viernes y solo se encuentra una coneja muerta en toda la granja. Se procede a necropsiar la reproductora y no se aprecian síntomas relevantes, únicamente un aumento importante del hígado, pero no hay cambios visibles en bazo, riñones ni pulmón. Se observa que no hay contenido en el estómago y la vejiga urinaria está llena.

 

Ante la falta de signos se pregunta acerca de cambios de rutina de trabajo respecto a otros días o semanas sin resultar nada claro. Aparentemente no hay ninguna modificación y únicamente se observa que la mayoría de reproductoras muertas procede de un tren de jaulas en concreto sin detectar ninguna anomalía concreta.

Se observa que en ambos casos afecta a la nave con conejas que han parido el viernes, por lo que se relaciona con el proceso de partos y se decide acudir el jueves de dentro tres semanas. Debido a la psicosis que está creando la nueva variante de la vírica, el granjero decide volver a vacunar a pesar de las reticencias técnicas en cuanto a la posibilidad de que lo sea al ser un proceso pulsátil.

 

A las tres semanas se acude el jueves y se observa una mortalidad de 21 conejas, todas provenientes de un solo tren de jaulas. Al necropsiar se observa en todas los mismos síntomas de la vez anterior. Después de repasar a fondo todos los procedimientos se observa que coincide el proceso con un tratamiento realizado los lunes de acaricida en las orejas y que la mortalidad se centra en un grupo que se utilizó un frasco en concreto.

 

Acaricida

El acaricida es un concentrado que debe diluirse previamente antes de ser utilizado, y para aplicarlo utiliza dos frascos diferentes que reconstituye al mismo tiempo. Uno tiene capacidad para 200 ml y el otro para 100 ml. La mortalidad se observa en el grupo al que se aplicó el frasco de 100 ml.

Se decide reconstruir el proceso y se observa que se utiliza la misma cantidad de acaricida para los dos frascos a pesar de la diferencia de volumen. Anteriormente utilizaba los dos frascos de 200 ml pero se rompió uno y lo cambió por el otro, produciendo una sobredosificación de acaricida que a las 48-72 horas fulminaba a las conejas por intoxicación.

 

Diagnóstico:

Intoxicación por sobredosis de acaricida de uso tópico en reproductoras.

 

 

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