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¿Cuándo tenemos que aplicar vacunas ?

Aplicar vacunas es un proceso generalmente costoso que se utiliza para controlar enfermedades que comportan un riesgo sanitario y, por consecuencia económico, en nuestras explotaciones ganaderas avícolas.

El dilema siempre es el contrapeso coste vacunación / beneficios sanitarios que comporta su aplicación. Esta correlación es muy visible en las vacunas disponibles actualmente, pues encontramos vacunas realizadas frente a microorganismos con una gran capacidad de patogenicidad en los animales y que por tanto tienen un interés económico importante en aplicarse.

Por ello los programas vacunales son muy flexibles adaptándose a la situación actual de las epizootías y con grandes diferencias interregionales. Si una enfermedad es muy grave, pero la zona afectada más cercana se encuentra a miles de kilómetros (por ejemplo en China), lo normal es que ni se plantee la posibilidad de vacunar frente a ese proceso en concreto. En cambio si en las zonas cercanas se conoce la presencia de un proceso, aunque sea de baja patogenicidad, pero con elevadas repercusiones económicas, lo habitual es vacunar preventivamente.

 

Este juego constante en el programa de vacunación está asumido por todas las partes como el habitual a seguir, pero ¿qué ocurre cuando en una granja tenemos la presencia puntual de un agente patógeno concreto ante el cual no existen vacunas comerciales y que se presente de forma recurrente?

En estos casos, y bajo supervisión veterinaria se debe considerar la posibilidad de realizar vacunas concretas del microorganismo presente en la instalación mediante la creación de autovacunas. Estas son siempre puntuales y de aplicación a una sola instalación y deben programarse dentro del programa vacunal de la instalación. Su aplicación siempre estará sujeta al coste-beneficio y comparandola con la eficacia mediante los sistemas tradicionales de control (generalmente pautas preventivas medicamentosas).

La aplicación de vacunas nunca es gratuita, pues aunque consigamos una inmunización de los animales frente a un patógeno concreto siempre pueden haber secuelas negativas a largo plazo, por tanto no es conveniente aplicar vacunas sin sentido, sino que es necesario desarrollar un programa sanitario vacunal acorde a las necesidades y que abarque las vacunas necesarias.

El momento de su aplicación («in ovo», al nacimiento, a los pocos días de vida, animales adultos, etc) dependerá de las condiciones y el efecto deseado a obtener, vigilando la interacción entre las vacunas para que no existan procedimientos de anulación de vacunas entre ellas o falta de respuesta inmune por parte de los animales por saturación de antígenos.

 

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