Intenso es el debate en muchos foros cunícolas sobre la eficacia productiva y la rentabilidad de los diferentes ritmos productivos que se pueden aplicar en cunicultura. A menudo se interponen la realidad con la ficción en una mezcla de puntillos profesionales en las que se crean dogmas de fe que no siempre son ciertos.
La elección del ritmo reproductivo con que trabajará una explotación está condicionado a numerosas variables y que no tienen porqué coincidir entre diferentes instalaciones. No es una cuestión de mejor o peor cunicultor, sino del máximo aprovechamiento técnico-productivo de la explotación según las condiciones personales que existan.
Los ritmos reproductivos de una explotación son básicamente el intervalo de días en que se completa un ciclo entero productivo, calculándose como el periodo desde un parto hasta otro, que se simplifica dando simplemente el intervalo entre parto y cubrición.
Así nos encontramos con varios ritmos reproductivos posibles, siempre limitándonos a los que permiten ciclos de trabajo con patrones semanales. No es habitual ritmos superiores a 39 días pos parto en instalaciones ganaderas.
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