Brasil, actualmente uno de los mayores exportadores de productos agrícolas en el mundo, se lamenta de que su política agrícola viene siendo supervisada con demasiado celo por sus competidores internacionales, escudados detrás del Comité de Agricultura de la OMC.
Así, el 13/6 Canadá volvió a hacer averiguaciones sobre los segmentos cubiertos con la exención del 20% de contribución a la seguridad social, la cual supone el 50% o más de los ingresos que se originan en las exportaciones. A ello, Brasil respondió que acaba de cambiar la metodología para el cálculo de la contribución, y que no es un subsidio.
También la Unión Avícola Brasileña (Ubabef) tuvo que aclarar que «la exención de nómina no está vinculado a los ingresos de exportación, pero a la producida con la asignación en el mercado interno», expresando su temor de que esto se interprete a nivel internacional como subvenciones a la exportación.
Los canadienses se preguntaban si otros segmentos, además de la nutrición animal, la producción de carne, vino, productos lácteos y de los animales, contaban con coberturas por el beneficio. La respuesta fue que la cobertura se define desde enero y que el cambio en la metodología era «sólo para simplificar la burocracia».
Estados Unidos quiso aclarar la cantidad real de los subsidios nacionales en Brasil, específicamente relacionados con el programa de flujo de producción (PEP). A lo que la delegación de Brasil dijo que «por el momento», el gobierno no puede proporcionar la información, pero que Conab está desarrollando un «mecanismo de control» que facilitaría el acceso a los datos en un futuro próximo.
La Unión Europea, Australia y Nueva Zelanda, otros países de peso en el comercio mundial de productos agrícolas, cuestionaron el apoyo ofrecido por el Brasil sobre la base de una notificación del país de sus subvenciones a la agricultura en 2010.
Una de las preguntas fue si el programa de alimentación en las escuelas requiere sólo el suministro de la producción nacional. Brasil respondió que el requisito es que al menos el 30% del volumen provenga de explotaciones familiares. Éstas se definen como aquellas entre 5 y 110 hectáreas, representan un 33% del PIB brasileño, y dan trabajo a un 74% de los trabajadores agrícolas.