Muy frecuentemente se comenta la alteración que puede inducir el uso inadecuado de antibióticos en la microbiota intestinal, pero pocos son los estudios que investigan como pueden ser estas alteraciones.
Hace poco ha aparecido un estudio en la revista GUT donde se han investigado los posibles efectos adversos. Evidentemente la microbiota o flora intestinal ha evolucionado con los animales en una simbiosis positiva a lo largo de los siglos estableciendo los equilibrios que mejor permitían adaptar a las situaciones del medio donde vivían.
Esta interrelación simbiótica puede verse alterada desde los inicios de un tratamiento y desequilibrar, ya sea permanentemente o no, la microbiota en los animales, apreciándose una disminución generalizada de biodiversidad de las bacterias que forman parte de la microbiota intestinal. A menudo la situación se reviere al acaba el tratamiento pero el crecimiento y variedad de bacterias no es igual que al principio, apareciendo bacterias que en inicio su presencia era poco menos que testimonial y poco activas, pasan a ser bacterias con importancia relevante en la flora intestinal final.
Entre los datos aportados, se observa que en general disminuye la capacidad de asimilar hierro y digerir ciertos alimentos, así como la obtención de moléculas esenciales para el organismo, con la consecuente disminución del estado sanitario general y del nivel inmunológico de los animales.