Entrevista con Antoni Dalmau

Publicado el 07/16 | por Marisa Montes Moreno | CONEJOS, Legislación

Antoni Dalmau Bueno, es licenciado en Veterinaria por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en el año 2000. Máster en Producción Animal en 2003, Doctor en el año 2005, Máster en Industrias Cárnicas en 2006, Diplomado del European College of Animal Welfare and Behavioural Medicine en la subespecialidad de Animal Welfare Science, Ethics and Law en el año 2016.

Ha trabajado en el IRTA desde el año 2005, actualmente en el Programa de Nutrición y Bienestar Animal. Sus campos de trabajo han sido: estrés, conducta social y adaptación al entorno; bienestar animal en granja y matadero de porcino, aves, conejos y rumiantes; test de aversión, miedo, dolor y comportamientos anormales; uso de gases para el aturdimiento de cerdos y conejos; sacrificio religioso de rumiantes, aves y conejos.

Uno de los temas más de actualidad, pero del que menos información tenemos, es el tema del bienestar animal. Para usted, ¿qué aspectos podríamos englobar dentro de este concepto?

El bienestar animal en realidad engloba a todo lo que afecta al animal y se podría resumir en una buena alimentación, un buen alojamiento, una buena salud y un comportamiento apropiado. Es decir, no deja de ser una gran fórmula con muchas medidas que nos acaba diciendo, al final, cómo está el animal. Es tan sencillo y a la vez tan complejo como eso.

En ciencia, que es a lo que nos dedicamos en el IRTA, consiste en identificar las necesidades del animal, el entorno en el que este se mantiene e intentar buscar las mejores estrategias para que las dos cosas encajen lo mejor posible. Lógicamente hay un tercer actor a tener en cuenta, que es el ganadero, por lo que dentro de este encaje hay que conseguir además que todo el proceso sea rentable.

¿Cómo podemos medir el nivel de bienestar que tienen los animales alojados en una granja?

Pues como decía anteriormente hay muchas medidas que se pueden utilizar para medir el bienestar animal y la clave está en combinar muchas de ellas más que en utilizar una gran y única medida, pues el concepto de bienestar animal es multidimensional.

Por otro lado, existen tres grandes grupos de medidas:

  • Las basadas en los recursos (jaulas, ventilaciones, etc…)
  • Las basadas en el manejo (destete tardío o temprano…)
  • Las basadas en el animal

Durante años hubo la tendencia a valorar el bienestar animal en base a medidas basadas en las instalaciones o en el manejo y nos olvidábamos un poco de las medidas basadas en el animal. Las primeras son importantes, pero son en realidad únicamente factores de riesgo en relación al bienestar animal.

Hay muchas medidas que pueden utilizar para medir el bienestar animal

Es decir, que la jaula tenga tres centímetros más o menos solo es un factor de riesgo para el bienestar de un potencial conejo que se aloje dentro de esa jaula, pero cuando se evalúan presencia de lesiones en la piel, zonas desprovistas de pelo, estornudos, tos, descargas oculares, descargas nasales, estereotipias, miedo o cualquier otra medida basada en el animal, se está realmente viendo como el entorno (sumemos aquí instalaciones y manejo) está afectando a ese animal.

Por eso, y sin olvidar que hay que combinar siempre un buen número de diferentes medidas, actualmente se tienden a priorizar las basadas en el animal.

¿Qué opina sobre la cría en grupo de las conejas?

Creo que hace falta mucha investigación todavía para poder encajar los tres factores que decía antes. Creo sinceramente que es un reto muy interesante a abordar. Por un lado, la coneja es un animal social que vive formando grupos de conejas, lo cual desde un punto de vista lógico invita a pensar que hay que ir en esa dirección.

Por otro, tendemos a olvidar que la naturaleza es muy cruel cuando lo abordamos a nivel de cada individuo.

Desde un punto de vista evolutivo, interesa que la especie sobreviva y eso se hace a menudo a costa de muchos de los individuos de esa especie y este es un buen ejemplo. En un grupo de conejas, hay las pocas, las afortunadas, las dominantes, que tienen acceso absoluto a los recursos, gozan de las zonas más seguras y sus crías tienen mayor probabilidad de éxito.

Por el contrario, las subordinadas son apartadas, hacen el nido en zonas periféricas y menos seguras. Así, en un entorno sin depredadores sobreviven todos y hay una gran explosión poblacional y en un entorno con más presión predatoria las subordinadas y sus crías corren mayor riesgo de desaparecer.

  • En la naturaleza y con una especie con altos índices de fertilidad lo que le pase a gran parte de la población es menos importante.
  • En un sistema de producción pecuaria cada animal cuenta (somos responsables de todos ellos) y cada animal debería poder expresar su máximo potencial genético.

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Como inconveniente tendríamos por ejemplo que las conejas dominantes puedan visitar los nidos de las subordinadas y matarles las crías. Creo que aún no estamos preparados para dar ese salto, pero habría que ir trabajando en ello.

Se contemplan regulaciones en el alojamiento, por ejemplo. Para cumplir con el bienestar animal, ¿qué se debería tener en cuenta en la fase de maternidad?

Existe una presión real en la UE para abordar la cuestión del bienestar animal en la cunicultura. Y en cuanto al conejo tenemos que partir de tres premisas que hacen pensar que no estamos lejos de ver alguna regulación específica para esta especie:

  1. Es la segunda especie en número de animales sacrificados en la UE según el FAOSTAT. De hecho, en Europa se matan más conejos que cerdos y las dos especies que hay por delante (pollos/ gallinas) y por detrás (cerdos) tienen legislación específica en bienestar animal.
  2. Existe una presión real (hace unos días hubo una manifestación delante del Parlamento Europeo) por parte de grupos de defensa de los derechos de los animales para que se tomen medidas en relación a la producción de conejos.
  3. Ya hay hasta un borrador redactado por el Comité de Desarrollo Rural y de la Agricultura del Parlamento Europeo hablando de estándares mínimos para la protección de los conejos de granja que debe servir como impulso para redactar un primer borrador de la ley correspondiente.

Para la cría en grupo de conejas deben obtener los beneficios de estar en grupo y al mismo tiempo evitar los inconvenientes

En este caso, en el mencionado documento, se comenta que la maternidad debería hacerse en parques y con las conejas en grupo.

Bajo mi punto de vista, no estamos preparados para hacer un sistema en parques que asegure buenos niveles de bienestar animal para todos los animales que se alojen en ellos, pero tampoco estamos proporcionando ahora las condiciones adecuadas a nuestras conejas en las jaulas de maternidad que tenemos. Necesitamos jaulas con más espacio y necesitamos ver como abordamos el descanso de las conejas.

En condiciones naturales las conejas no ven a sus crías más que unos minutos al día. En una jaula, pasadas las dos semanas del parto, los gazapos están junto a su madre las 24h. Hay que buscar una forma (y aquí entrarían por ejemplo las famosas rampas o cualquier otro sistema alternativo si estas no funcionan) para dar descanso a la coneja sin que deje de dar de mamar.

¿Y en la fase del cebo?

En la fase de cebo, un elemento clave vuelve a ser el espacio. Hay que pensar que la competencia por el espacio lo determina todo, ya que hace que puedas acceder a la comida más o menos fácilmente (el conejo es un animal que puede llegar a comer más de 15 veces en un día en pequeñas ingestas), o a la bebida, o descansar en la posición que le apetezca o necesite (en condiciones de estrés térmico este animal necesita estirarse completamente, lo que le permite incrementar el área de contacto con el ambiente y perder algo más de calor por conducción y convección si la zona está bien ventilada).

Se argumenta que a mayor bienestar, la producción se hace más eficiente… ¿Qué puede decir al respecto?

Depende de a qué nivel de producción estés. Cuanto peor están las granjas, más evidente es esta relación, cuanto mejor, menos evidente es.

Me explico. Al final estamos hablando de costes energéticos. Imaginemos que vamos conduciendo con el coche y hay un frenazo delante nuestro, inmediatamente notaremos cambios dentro de nuestro organismo. El corazón se acelera, la respiración se vuelve más profunda, nuestros sentidos se agudizan (nuestro cerebro se concentra) y los grandes paquetes musculares se tensan (cogemos el volante con fuerza y apretamos el freno).

Esto es la respuesta de estrés y tiene un gran coste para el organismo. Es costoso mantener la frecuencia cardiaca alta, lo es también respirar a mayor velocidad, estar muy concentrado o tener los músculos en tensión. Por suerte partimos de la base que lo del coche durará pocos segundos.

Pero ahora imaginemos que un conejo en una granja tiene a otro conejo macarra al lado que de vez en cuando le da un toque o hace más calor de la cuenta, o hay mucho amoníaco en el entorno, o no puede llegar al bebedero por un tema de densidades.

A diferentes niveles, con diferentes intensidades, todo esto supone una respuesta de estrés y esta respuesta de estrés supone un coste biológico para el animal. ¿De dónde saca el animal esa energía? Pues de lo que come. Pongamos un conejo que hace 30 respiraciones por minuto respecto a uno que hace 80 (que no es ninguna barbaridad) y asumamos que esta diferencia se da 10 horas al día, para hacerlo fácil.

Hay medidas de bienestar animal que son costosas y las hay que no, hay medidas que pueden llegar a compensar y las hay que no y hay medidas que te abren nuevas oportunidades y las hay que no

En un mes el primer conejo habrá respirado 900.000 veces menos que el segundo, por tanto es poco probable que estos dos animales tengan los mismos índices de conversión, porqué el primero tiene mayores costes por sobrevivir que el primero. Ahí es donde el bienestar animal (saber cómo están tus animales) puede ser una herramienta útil para hacer una producción más eficiente.

Lógicamente, si la granja está muy bien y los animales están muy cerca de su potencial genético, tu puedes seguir tomando medidas que mejoren su bienestar, pero el retorno que verás será mucho menos importante en productividad.

De hecho, nosotros decimos que cuando llegas a este punto en tu granja es cuando tienes que buscar a un tercero que te pague lo que el animal ya no puede devolverte con productividad, es decir, es el momento de dar un valor añadido al producto y buscar un consumidor que te lo valore y pague esta diferencia.

Muchos productores son reacios a incorporar las normas de bienestar animal, porque les supone un coste productivo. ¿Qué les diría?

Trabajamos con grandes cajas negras, es decir, tu pones ahí unas instalaciones, un manejo y unos animales y al final del proceso esos animales son más grandes y los vendes. Pero lo que ha pasado realmente ahí dentro, muchas veces se nos escapa.

Como todo en la vida ni hay que ir a lo loco haciendo experimentos con gaseosa ni hay que cerrarse en banda. Lo ideal es ir bien acompañado por profesionales que sepan ayudarte a entender que necesidades específicas necesitan cubrir tus animales y cuál es la forma más eficiente para el animal y para el ganadero de cubrirlas.

¿Cómo prevé que será la cunicultura del futuro en relación con estos conceptos de bienestar, productividad, eficiencia, etc.?

Pues es una buena pregunta. Si cogemos como modelo lo que está ocurriendo con otras especies, parece que la tendencia es a intentar entender cada vez mejor como funcionan nuestros animales para hacer las granjas y los sistemas más sostenibles, es decir con el mejor y más eficiente uso de los recursos posible. Al mismo tiempo, caminamos hacia una producción más ética, con menor huella medioambiental, con un menor uso de antibióticos y más tecnificada dentro de un contexto de granja inteligente (tecnologías aplicadas a hacer un mejor manejo de todo el sistema).

Hay que apoyarse en profesionales que ayudan a entender las necesidades especificas de tus animales

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